Hace algunos días se lanzó en Santiago “Niño bien”, un compendio de 32 relatos del periodista y escritor chillanejo Rodrigo Beraud y en donde repasa, a través de la ficción basada en hechos reales, algunos hitos del Chillán a comienzos de la dictadura en 1973, aunque este hecho histórico no guía los pasos del protagonista. El libro fue presentado por los escritores y periodistas Emiliano Aguayo y Marcelo Simonetti y la psicóloga Javiera de la Plaza. El evento se efectuó en la Corporación Cultural de Las Condes.
Según contó el propio autor a La Discusión, el libro está inspirado en la onda disco y en la cultura pop de los años setenta y ochenta en Chile en un trabajo que intenta reconectar a los lectores con su “yo interior”.
Rodrigo nació en Chillán en 1969 y gran parte de su enseñanza la hizo en el Colegio Seminario Padre Alberto Hurtado, del cual tiene aún recuerdos de algunas docentes que lo marcaron a fuego. Pero también tiene otros recuerdos curiosos de una época que marcó a toda una generación. “Cuando ocurrió el golpe de estado vivíamos con mi familia en el segundo piso de Diario La Discusión porque en ese tiempo tenían departamentos que se arrendaban. Abajo estaba el diario, la redacción y la imprenta. Vivimos en el Diario hasta 1973, ahí nos mudamos a calle Constitución entre Yerbas Buenas e Independencia. Mis papás a veces bajaban a ver el proceso de producción del matutino y conversaban con Alfonso Lagos, él era un gran periodista y director del diario; mientras ellos conversaban yo corría entre las linotipias y los escritorios de los redactores. Tengo recuerdos de los periodistas fumando y armando sus notas con gran agilidad en máquinas de escribir. Es uno de los lindos recuerdos que tengo de mi infancia”, cuenta a La Discusión.
A pesar de haber dejado la ciudad junto a su familia en 1979, los recuerdos son de mucho cariño. De todo eso habla en el libro que narra las vicisitudes de un niño chillanejo. El texto comprende los años 1975 a 1980 y entre otros relatos Rodrigo narra sus recuerdos en torno a la celebración del natalicio número 200 de Bernardo O’Higgins (ocurrido en 1978) y a la fiesta que desató en la ciudad el ascenso de Ñublense a primera división en 1976. “En esos años, el estadio era de madera y fue una gran expectación ese logro deportivo para toda la ciudad”.
El cine era otra de las entretenciones de aquellos años cuando internet parecía un sueño sacado de una película. “Me acuerdo de haber ido al Cine O’Higgins a ver la Guerra de las Galaxias. De haber ido al Mafor a ver Fiebre de Sábado por la Noche y de haber estado en el Cine Central con mi mamá viendo King Kong y una película de Julio Iglesias”, cuenta entre risas.
Otro recuerdo imborrable para Rodrigo es haber pasado un día por la Galería Salman y pegarse a una vitrina para ver un partido de Argentina en el Mundial en televisión a color. “Estábamos todos locos”, recuerda. “Imagínate, el partido y en televisión a color, había mucha gente apostada en esa vitrina y un poco el libro describe eso, emociones de un niño que pasó gran parte de su infancia en esta ciudad”, adelanta.
Origen
El autor también relata el trabajo terapéutico tras la muerte de sus padres con pocos meses de diferencia ya que debió comenzar una terapia con el fin de sanar temas inconclusos. Parte de este trabajo lo llevó directamente a su infancia en la cual se inspira para crear la historia de Patricio, el protagonista, y llevar a los actuales adultos a reconectar con su niñez, con la etapa escolar, con las amistades de entonces, y por supuesto, con la relación de padres con sus hijos.
En la misma línea, el libro “Un mundo para Julius” (1970) de Alfredo Bryce Echenique fue una gran inspiración. Es más o menos parecido, la formación de un jovencito de buena situación que va descubriendo el mundo junto a los adultos a su alrededor. La lectura de ese libro me marcó mucho hace 25 años, y ‘Niño bien’ tiene un poco de él, esa historia fue una de mis primeras motivaciones”, explica.
Beraud es periodista y comenzó con las letras en 2001 tras la publicación de su primer libro de relatos “Chile perpendicular”. Además, la escritura es parte esencial de su vida: “Es más que un hobby, creo que es un oficio. También disfruto compartir historias y en los últimos años Chile se ha transformado en un país con muchas cosas que contar”, comenta.
“Invito a los jóvenes de hoy a leer ‘Niño bien’ (Editorial Trayecto) para que hagan el ejercicio de vivir en un mundo sin redes sociales ni Internet, ni siquiera con tevé cable. A pesar de ello, lo pasábamos muy bien”, afirma el autor que solo desea poder presentar su nuevo libro en su natal Chillán.