La Prueba de Transición PDT ha puesto en evidencia algunos hechos que parece conveniente mirar con atención.
En primer lugar, consigna que entre los 100 establecimientos con mejores resultados, destaca solo un colegio público, el Liceo Augusto D’halmar (Ñuñoa) colegio que por cierto, lleva años mostrando su destacada calidad educativa y que en esta ocasión incluso supera largamente a todos los colegios particulares subvencionados.
Por otra parte, llama mucho la atención que el Instituto Nacional no alcanzó a estar entre los colegios con mejores resultados. Además, tampoco consiguió que un número importante de sus estudiantes obtuvieran puntajes nacionales, tal como ocurrió por décadas.
En cuanto al promedio de puntos de acuerdo a la dependencia de los colegios, la diferencia sigue siendo amplia: los establecimientos públicos alcanzaron 585 puntos, los colegios subvencionados y particulares pagados promediaron 598 y 670 respectivamente.
Los resultados muestran además, que el promedio de notas de enseñanza media que presentaron los alumnos es muy alto y con poca coherencia respecto los puntajes alcanzados en la PDT. Cabe precisar que este promedio incide en el puntaje final de postulación, de manera que no se trata de un dato trivial. El promedio de notas de enseñanza media es transformado a un puntaje estándar, mediante tablas de conversión, constituyendo así el puntaje NEM de cada estudiante. El hecho es que la generación que ahora rindió la PDT obtuvo un alza de 9% en el promedio NEM respecto del año pasado.
Conviene tener presente que la evaluación de los aprendizajes es un indicador concreto del nivel en que cada estudiante logró respecto de los conocimientos, competencias y habilidades respecto a lo programado en el curriculum. Así, una evaluación correcta, por una parte, ilustra adecuadamente del resultado de un proceso de enseñanza-aprendizaje planificado, coherente, que incluye descripciones cuantitativas y cualitativas de la actuación de los alumnos, y por otra parte, da cuenta del logro (y déficit) en los aprendizajes de cada alumno.
Ahora bien, ¿qué explica un alza tan significativa en las notas de los alumnos?, ¿cómo entender que alumnos con promedios por sobre el 6,5 no hayan alcanzado 600 puntos? Son dudas que es necesario despejar pues se estaría perjudicando la calidad en el proceso de ingreso a la educación superior como también la efectiva continuidad de los estudios de los postulantes aceptados.
Con todo, en mi opinión, gran parte del éxito que obtuvieron los alumnos de colegios particulares pagados y subvencionados se explica porque asistieron a clases presenciales. En efecto, estas comunidades educativas hicieron todo lo posible por brindar un servicio pedagógico presencial, adoptando estrategias, por lo visto, efectivas. En cambio, es un hecho por todos conocidos que los establecimientos públicos tuvieron escasas clases presenciales y una gran proporción de ellos incluso, no tuvo clases en aulas durante dos años, lo que evidentemente dificulta evaluar con eficacia el nivel de apropiación de los aprendizajes por parte de los alumnos.
