Señor Director:
Al ver el clima de violencia y desencuentro que golpea a La Araucanía, se me vienen a la memoria los mensajes que los papas San Juan Pablo II y Francisco nos dejaron en sus visitas. Juan Pablo II en 1987 le advertía al pueblo mapuche que no se dejara “seducir” por “soluciones tentadoras e ilusorias a vuestros problemas, como son las del odio y la violencia”. Y los exhortaba a que “a la luz de la fe en Cristo” agrandaran su corazón para que “quepan en él todos los hombres, especialmente quienes forman parte con vosotros de la nación chilena; a su lado y en unión con ellos habéis de trabajar sólidamente en favor de la Patria y del bien común”.
Más de 30 años después, el Papa Francisco le pedía a Dios “que también nosotros seamos uno” y recordaba que “la violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa”. También sostenía que “debemos estar atentos a la elaboración de bellos acuerdos, que nunca llegan a concretarse. Esto también es violencia, porque frustra la esperanza”.
Desde el mundo de la empresa, estoy convencido que éstas pueden ser puentes de encuentro y generar lazos de confianza donde antes no los había, un lugar donde se vuelva a escuchar la voz del prójimo y el bien común sea un horizonte compartido por todos.
Sergio Merino
Presidente Unión Social de Empresarios Cristianos