Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Pavimentación de caminos

Cuando se estudian los factores que determinan la pobreza, el esquivo desarrollo económico, la mala calidad de los empleos, la baja industrialización y los problemas de competitividad de los productos de Ñuble, entre las causas que más se repiten están el reducido nivel de inversión, la energía y la precaria infraestructura vial que conecta a sus comunas.

En otras palabras, si las cosas están mal en términos de desarrollo productivo en Ñuble, es, en parte, porque sucesivos gobiernos no tuvieron la voluntad de pavimentar caminos y construir puentes, lo que en la práctica ha impactado en los costos de fletes, tiempos de viaje y ha determinado en gran medida quiénes pueden optar a vender a un mejor precio su producción. El ejemplo clásico de la fruta dañada desde el predio hasta el packing, tanto por los golpes en el camino de ripio como por el largo viaje, permite entender la necesidad de focalizar la inversión en rutas interiores. De hecho, hay una directa relación entre el atraso de las comunidades y el déficit de conectividad que sufren. Las 12 comunas más pobres de Ñuble son las que tienen menos caminos pavimentados

Y no se trata solo de un tema de capacidades locales limitadas para presentar proyectos, o de la debilidad de las autoridades elegidas y designadas que tuvimos en décadas anteriores, hay también una estructura centralista y vertical en el aparato público, similar a un camino de tierra, que hace difícil transitar hacia la fuente de financiamiento para desarrollar proyectos.

Precisamente, uno de los efectos buscados con la creación de la Región de Ñuble era revertir este desequilibrio, y a seis años de nuestra independencia del Biobío, el balance comienza a ser positivo. En 2020 y 2021 la pavimentación de rutas secundarias promedió solo 43 kilómetros por año, en 2022 y 2023 subió a 57,9 y 67,4 kilómetros, respectivamente, mientras que el año pasado aumentó a más del doble, alcanzando a 107,8 kilómetros, la cifra más alta desde que el territorio es región.

La buena noticia la conocimos el pasado jueves, pero hay que recibirla con prudencia, pues según los datos de la dirección regional de Vialidad, tenemos una red vial de 4.746 kilómetros en total, de los cuales solo 37% se encuentran pavimentados,

Una ruta pavimentada es sinónimo de reducción de costos de transporte, de mejor calidad del producto transportado, de mayor estándar de vida en el entorno y de potenciación de atractivos turísticos. Es, finalmente, sinónimo de riqueza.

Por eso, en la medida que no se asuman mayores inversiones en la materia y nos

conformemos con pavimentar 100 kilómetros al año, de más de 3.500 que aún son de tierra y ripio, no se podrá avanzar hacia el desarrollo productivo de esta zona, y mucho menos aspirar a ser un polo agroalimentario o turístico.

Sería un buen motivo para unir a nuestras parlamentarias y parlamentarios, muchas veces enfrascados en disputas políticas desconectadas de la realidad local, impulsar un nuevo enfoque que empareje la cancha en materia de pavimentación de la red secundaria, priorizando a los que tienen menos y terminando con un modelo centralista de la inversión en caminos que a Ñuble poco ha favorecido.

Empresa Periodística La Discusión © 2025. Derechos Reservados