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Patrimonio natural bajo amenaza

Un nuevo incendio forestal en la precordillera de Ñuble, a pocos días de un siniestro que afectó más de dos mil hectáreas en la misma zona, vuelve a instalar la mirada sobre la fragilidad de valiosos espacios naturales de nuestra región.

Este verano, el área más afectada ha sido el corredor biológico Nevados de Chillán-Laguna del Laja, declarado reserva de la biósfera por la Unesco, una denominación que tiene muy poca utilidad práctica a la hora de proteger del fuego especies como coigües, lengas, ñirres, robles y raulíes. De esta forma, también desaparece el hábitat de animales silvestres, se producen eventualmente cambios en el ciclo hidrológico y la degradación de los suelos.

Los investigadores coinciden en que la presencia de un ecosistema de tipo mediterráneo, asociado a una marcada estacionalidad y a la incidencia del factor humano, crean las condiciones necesarias para el inicio y la propagación del fuego, que en los últimos años ha ocasionado cuantiosos daños materiales en la región. Adicionalmente, los efectos del cambio climático se han comenzado a evidenciar durante el último tiempo a nivel local, generando condiciones para el comportamiento extremo de los incendios, a lo que se suma un mayor estrés hídrico en la vegetación y altas velocidades de propagación. En resumen, hoy tenemos mayores probabilidades de sufrir incendios.

Como es sabido, el bosque nativo tiene múltiples beneficios para el medio ambiente, como la protección del suelo de la erosión, la conservación de la biodiversidad, la captura de carbono y de material particulado y la producción de agua, entre otros.

Hoy, frente a un escenario ambiental complejo, con un proceso de cambio climático en marcha, las acciones que apunten a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a proteger las zonas de alto valor natural cobran especial relevancia, como la reforestación del bosque nativo y su recuperación.

Es deber del Estado (Ley 20.283), proteger, recuperar y mejorar los bosques nativos, sin embargo expertos de diferentes universidades y centros de estudios han advertido sobre imprecisiones y supuestos vacíos legales de la normativa y también sobre la inconveniencia de las llamadas “cortas de recuperación” en áreas silvestres siniestradas, ya que científicamente se ha demostrado que los árboles muertos o dañados por los incendios favorecen la regeneración natural del bosque y la protección de los suelos.

Igualmente, los investigadores coinciden en que a pesar de que se reconoce a los incendios como uno de los principales factores que amenazan la conservación de la biodiversidad en Chile, son pocos los estudios e información histórica publicada sobre este fenómeno, lo que conlleva a una desvalorización del patrimonio natural que finalmente se traduce en un escaso presupuesto de los servicios públicos que podrían incidir en la disminución de la incidencia de los incendios en estas áreas.

Finalmente, pero no menos importante, es enfatizar y relevar la importancia de la educación ambiental desde edades tempranas, de manera de generar conciencia, principalmente en las nuevas generaciones, sobre los beneficios ambientales de nuestro bosque nativo.

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