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Paso bajo nivel de Parque Lantaño

La línea férrea constituye un límite que divide a Chillán en dos, con lo que las escasas vías de comunicación entre el oriente y el poniente se congestionan con facilidad en un contexto de fuerte crecimiento urbano hacia el poniente.

En sectores como Parque Lantaño, esta división se sufre a diario y se traduce en tacos, tiempos perdidos, emergencias que se retrasan y una sensación creciente de exclusión para quienes viven en la zona poniente.

Más de 30 mil personas dependen de un precario cruce para conectarse con el resto de la ciudad. Y el problema se agrava con la construcción de conjuntos habitacionales, sin que la infraestructura de conectividad haya seguido el mismo ritmo.

En ese contexto, el pronto inicio -según el Serviu- del proceso de licitación para el Paso bajo nivel de Parque Lantaño es una buena noticia, aunque tardía si consideramos que esta obra fue anunciada por primera vez en 2007.

Como se recordará, aquella promesa se desdibujó por la falta de un sistema de evacuación de aguas lluvia que afectaba a toda la trama vial. Hoy, gracias al Plan Maestro de Aguas Lluvias ejecutado entre 2018 y 2023, ese obstáculo ya no existe.

Desde el Serviu detallaron que, tras las expropiaciones de los tres lotes necesarios para ejecutar la obra, proceso que terminó en noviembre, se prevé llamar a licitación a inicios de 2026, con lo que se estima el comienzo de los trabajos en el segundo semestre del próximo año.

Se trata de una de las mayores obras de infraestructura que ejecutará el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en la región durante los próximos años.

Desde el punto de vista técnico, este proyecto tiene un itinerario claro y definido, pero es bien sabido que para que iniciativas de esta envergadura sean priorizadas también se requiere voluntad política, lo que demanda una actuación proactiva de autoridades de Gobierno y parlamentarios, con el objetivo de obtener un trato preferente para ella. Se trata, a fin de cuentas, de una de las mayores moras de la ciudad y un síntoma de nuestra mayor enfermedad: la conectividad.

Este proyecto tardará cuatro años en concretarse, de modo que, si no hay liderazgo desde las autoridades locales, fácilmente puede empantanarse en burocracia, permisos o indefiniciones presupuestarias.

Esta no es solo una obra vial más. Es un acto de justicia territorial. Es una respuesta pendiente a una comunidad que ha debido vivir aislada dentro de su propia ciudad. Chillán no puede seguir siendo una urbe con barrios desconectados entre sí. La integración física del espacio urbano es también vinculación social y económica. Y en ese sentido, el Paso bajo nivel Parque Lantaño representa mucho más que una obra vial: es una promesa de cohesión.

Sin embargo, hay que mirar más allá. Un solo cruce no resolverá el problema estructural de conectividad que enfrenta la capital de Ñuble. Este paso es urgente, pero no suficiente. Se requiere una planificación de largo plazo que considere nuevos cruces ferroviarios, modernos y seguros, distribuidos en otros puntos estratégicos. Porque si bien la línea del tren no puede ni debe desaparecer, la fragmentación urbana de Chillán sí puede revertirse, en la medida que exista decisión política, prioridades claras y una visión de ciudad que ponga en el centro a sus habitantes.

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