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Parque automotor

Según estimaciones del municipio de Chillán, este año el parque automotor de la comuna superará los 55 mil vehículos particulares, dando cuenta de un incremento sostenido que se viene observando hace 14 años. Y es que según datos del propio municipio, en 2005 circulaban poco más de 19 mil vehículos y en 2015 la cifra superaba los 42 mil, es decir, en diez años el número de permisos de circulación se duplicó.

Lamentablemente, la vialidad urbana de Chillán no ha cambiado significativamente en estos 14 años, pues salvo algunos proyectos como la avenida O’Higgins y Martín Ruiz de Gamboa, así como pequeñas intervenciones en intersecciones clave, no se han abordado proyectos urgentes que permitan modernizar una red vial que ha debido soportar un aumento de la demanda tan potente.

Por eso no debiera extrañar el colapso de algunas vías estructurantes, como Alonso de Ercilla, Vicente Méndez o Camino Parque Lantaño, que de la mano del crecimiento urbano han sido superadas por la congestión vehicular, un problema que lejos de mejorarse, continúa agudizándose año tras año.

En estos años los chillanejos han escuchado del avance de estudios de proyectos emblemáticos, como Alonso de Ercilla, Huambalí, Diagonal Las Termas, Circunvalación y Vicente Méndez, pero los sinuosos caminos de la burocracia estatal así como los errores que se han observado en la Secretaría de Planificación Comunal del municipio, han impedido que alguna de estas iniciativas se concrete.

En este periodo también se comenzó a trabajar en el Plan maestro de transporte, un instrumento de planificación que entregó luces sobre lo que se debe hacer en la ciudad para responder a los nuevos desafíos del transporte urbano, con medidas como el cambio de recorridos del transporte público, la construcción de ciclovías o proyectos viales emblemáticos, pero la implementación de muchas de esas medidas sigue pendiente.

Actualmente se discute la generación de un plan de gestión del transporte público, que busca hacer más eficiente este sistema para los usuarios, por lo que no se descarta que se generen perímetros de exclusión o vías exclusivas, pero hasta ahora no se ha hablado de una licitación del transporte, en una ciudad con pocos buses y muchos colectivos.

Frente a este escenario, si bien la ciudad está al debe en materia de infraestructura vial, es clave entender que las avenidas no se pueden ensanchar infinitamente y por lo tanto, es fundamental que las medidas también apunten a mejorar la planificación del crecimiento urbano de manera que no contribuya a colapsar más las vías, por ejemplo, incentivando la densificación del centro o la instalación de equipamiento hacia la periferia; y por otro lado, a fomentar el transporte público y otros medios eficientes o de bajo impacto, como la bicicleta.

Todo indica que el parque automotor de Chillán seguirá creciendo, y las consecuencias continuarán percibiéndose en las calles, razón por la cual es clave que las autoridades aborden con sentido de urgencia una tarea que debió haber comenzado hace mucho tiempo.

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