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Papa nombra a Sergio Pérez de Arce Obispo de Chillán

La mañana de ayer se dio a conocer el nombre del nuevo Obispo de Chillán, anunciado por la Conferencia Episcopal de Chile. Se trata de Sergio Pérez de Arce, religioso de los Sagrados Corazones, quien hasta ahora era administrador apostólico de Chillán desde el 21 de septiembre de 2018, fecha en la que llegó desde Valparaíso a tomar la dirección de una atribulada diócesis de Chillán, debido a los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes en la comuna y a la actual investigación de Fiscalía sobre el ex obispo Carlos Pellegrin, por una denuncia de abusos sexuales presentada en su contra.

A su vez, se anunció a Jorge Concha como nuevo Obispo de Osorno, cargo vacante desde junio de 2018 tras la bullada salida de Juan Barros, imputado por encubrimiento de dos casos denunciados por abusos sexuales.

“En este tiempo, ha podido conocer la realidad de la Diócesis y visitar al menos las sedes de las diversas parroquias, además de colegios y movimientos. A partir de la Asamblea Eclesial de Octubre de 2018, ha promovido nuevas Orientaciones Pastorales, centradas en la formación de agentes pastorales, la promoción de la comunión y el fortalecimiento de la misión. Ha debido conducir, también, diversas investigaciones y procesos canónicos relacionadas con la crisis de los abusos en la Iglesia, algunas de las cuales ya están cerradas con su respectiva pena, mientras otras permanecen en desarrollo”, destacó el Obispado de Chillán mediante un comunicado.

Tras su primera misa como obispo elegido por el papa, Sergio Pérez compartió su sentir tras la noticia: “No soy obispo todavía, me tienen que ordenar, pero sí fue mi primera misa como obispo elegido. Ésta era una misa del día, cotidiana, sin aviso previo. Lo importante era dar gracias a Dios por este encargo que se me hace y confiarme a él y también a la gente que representa a las comunidades de la diócesis. Así que muy contento de seguir sirviendo a la iglesia de Chillán”.

Casos pendientes

En Chillán, hasta ahora han sido cuatro las denuncias de abuso sexual que pesan contra sacerdotes.

Luis Montenegro Fuentes y Osvaldo Salgado Coe fueron inhabilitados para el ejercicio del sacerdocio. Mientras al primero el Vaticano concedió la dispensa del celibato y la pérdida del estado clerical por una denuncia de abuso sexual a un menor, Salgado sufrió la pérdida del estado clerical, luego que fuera hallado culpable de abuso sexual contra menores.

Sin embargo, los casos contra Renato Toro Medina y Jaime San Martín Solís siguen pendientes. 

Toro, quien se desempeñó como vicario parroquial en El Carmen, había sido sancionado por abuso de menores en el año 2012, y cumplió la condena impuesta de prohibición del ejercicio público del ministerio entre los años 2012 y 2015.

Sobre San Martín, párroco en Cobquecura, pesa una denuncia por el presunto abuso sexual contra una joven menor de edad.

Respecto a los casos pendientes, el nuevo Obispo de Chillán se refirió a los plazos de las investigaciones.

“Pasa que los procesos se demoran bastante, porque entre que se da la orden del proceso tienen que ir a Roma en dos oportunidades en los procesos. Cada ida a Roma son tres o cuatro meses, porque hay que mandar el material, que lo estudien, que devuelvan las instrucciones. Entonces, eso hace que un proceso sea muy lento. Estamos cerrando los dos últimos procesos que teníamos, que son los procesos de los sacerdotes Toro y San Martín. Así que ahora tenemos que esperar que lleguen a la santa sede y los estudien y nos den las instrucciones finales sobre qué proceder. Esos son los que quedan”.

Además, comentó su deseo sobre los casos: “Yo quiero como todos que haya la mayor justicia posible. La mayor reparación posible dentro del sufrimiento que viven las personas y víctimas. Yo hago todo lo posible para que estos procesos sean una débil, sabemos que es débil, pero una respuesta a esas demandas que ellos tienen de justicia. Yo espero que los podamos cerrar para bien de ellos”.

Dentro del revuelo sobre la diócesis chillaneja en el último tiempo, han surgido críticas de laicos con respecto a que Renato Toro, seguiría viviendo en Casa Tabor, lugar donde se encuentra la oficina para recibir denuncias de esta índole. Desde la entidad eclesiástica aseguraron que no vive en la misma casa, sino en una que se encuentra a un costado de ella.

La información fue ratificada por Sergio Pérez de Arce: “Lo que pasa es que Renato Toro está suspendido como sacerdote. Pero él, mientras sigue en proceso, lo sigue siendo. Tiene como medida cautelar vivir en esa casa, que es para sacerdotes, porque es parte de las medidas que se le impone. Él no tiene relación con ninguna tarea, con ninguna comunidad en concreto. Pero, se ha polemizado demás, porque él está en una casa con otros sacerdotes y donde no hay ningún vínculo especial con ninguna comunidad cristiana. Es lo mejor que esté ahí hasta que el proceso se termine. Una vez que esto pase, ahí se verá que procede a hacer. Está suspendido y está cumpliendo sus medidas cautelares”.

El nuevo Obispo de Chillán comentó cómo ha sido su relación en torno a las víctimas de los casos: “Yo con las víctimas tengo relación con algunas que piden, porque yo no puedo intervenir en los procesos mismos. Hay un juez instructor que se relaciona con ellas. Pero, yo cada vez que me han pedido algún encuentro yo he estado con personas implicadas en los casos, fundamentalmente para escuchar y para humildemente, en lo que a mí me corresponde, pedirles perdón por el daño que han causado sacerdotes nuestros”, cerró.

Red de laicos

Desde la Red de Laicos de Ñuble, Eduardo Albornoz comentó sus apreciaciones sobre el nombramiento del obispo. “La verdad es que el nombramiento no es ninguna sorpresa. Es lo más lógico y razonable en la medida que podían tomar. En cuanto a que Sergio Pérez de Arce desde un comienzo habló de transparencia, de un nuevo estilo y al parecer se ha hecho realidad esto último. Ahora, de cara al manejo de las situaciones de denuncias o abuso ha estado más al debe; sobretodo a la comisión de apoyo a las víctimas a la cual yo soy más cercano”.

Además, comentó sobre el cambio que espera respecto a la “toma de riendas” de la diócesis.

“Esperamos un cambio importante en las líneas pastorales. Hasta el momento se ha comportado bien tibio, pero esperamos que ahora con la oficialidad de tener el cargo a su haber, pueda marcar una línea de apertura a una iglesia nueva. Las líneas no van a venir desde otro lado. Se puede hacer desde acá. Esperamos que él abra nuevas líneas de acción para una iglesia más abierta, transparente y condene los abusos. Ahora que el tiene el pleno ‘poder’ en la diócesis, sería bueno que fuera así”.

Finalmente repasó lo que considera un tema pendiente por parte del obispado: “Las decisiones no se le consultan a los laicos. Se nombran los obispos y no se les consulta. Probablemente se les consulta a los grupos de poder más cercanos al obispado pero no al pueblo, quien quiere que los dirija. Ese es un tema pendiente a nivel de la iglesia, pero esperamos que haya un cambio real a partir de ahora”.

LA DISCUSIÓN intentó contactarse con la comisión de apoyo a las víctimas para tomar su parecer sobre el nuevo Obispo de Chillán. Sin embargo, al cierre de esta edición no se obtuvo respuesta. 

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