Señor Director:
Aclaro que no soy partidario de este gobierno ni de su Presidente. Nunca he votado por ese sector político. Sin embargo, creo firmemente que la única forma de conservar la democracia, que tanto costó recuperar después de 17 años de dictadura, es respetar sus instituciones y a quienes la representan. La diputada en cuestión denigra la ya desprestigiada actividad parlamentaria, desprecia a la Presidencia de la República (a la que ilusamente ella ha aspirado) y da un pésimo ejemplo a niños y jóvenes que escuchan sus declaraciones divulgadas ampliamente en diversos medios.
¿Recibirá alguna sanción? ¿Comparecerá a la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados? ¿El Partido Humanista la llamará al orden? Probablemente nada de eso sucederá. Otra vez la impunidad, de la que tanto se quejan los propios parlamentarios cuando no le toca a su sector. Otra vez el silencio cómplice del resto de los parlamentarios y en especial de su partido, que declara en sus principios estar en contra de la violencia, pero permite que la diputada ejerza constantemente violencia verbal.
Eduardo Burlé S.