Señor Director:
Se está hablando mucho de la Pachamama, de la madre tierra adorada por los pueblos indígenas que a cuyo culto están concurriendo unas cuantas personas cargadas de buenas intenciones.
El punto es que cuando la civilización dio ese paso colosal que la reconexión a la agricultura, la Pachamama perdió la virginidad. Se fortaleció el sedentarismo, surgieron los primeros poblados embrión de las futuras ciudades. La agricultura fue la primera gran revolución económica y tecnológica de la humanidad. Y como los humanos no nacen sabiendo explotaron a la Pachamama sólo guiados por la búsqueda de alimentos para calmar ese vientre que no da tregua en la condición humana.
Así llegamos a las maravillas de la agricultura actual y a los graves trastornos provocados a la naturaleza por este desarrollo y, desde luego también por la industria y los transportes. Ahora sabemos cuánto daño se causa a una naturaleza que nos parecía infinita y crece la conciencia que es necesario cambiar en la relación con la Pachamama, el aire y el mar. Con las dificultades propias de toda obra humana vamos avanzando hacia una relación más inteligente con la naturaleza y se desarrolla todo un conjunto de conocimientos: la ecología. El camino es corregir y enmendar, pero de ahí a declararle la guerra a la minería y a la forestación es otra cosa.
La nueva feligresía ecológica surgida en el indigenismo se cierra a inversiones necesarias para el desarrollo. No quieren plantaciones forestales pero quieren papel para las escuelas y madera para la construcción de viviendas; no quieren minerales pero piden al Estado toda clase de servicios que, en el caso chileno se financian en buena parte con el impuesto que pagan empresas mineras.
Corregir y enmendar es el camino. No tocar a la naturaleza ni con el pétalo de una rosa suena poético pero servirá poco para sacar a muchos de la miseria. Hay que admitirlo: la Pachamama perdió la virginidad con la civilización y, la civilización permitirá una mejor relación con la naturaleza.
Alejandro Witker
Historiador