Señor Director:
Hace siete años que Jorge, de 36 años, no ve televisión. Ni aérea, ni de cable, ni nada. No es el único. Como él y a contramano de la tendencia de comprar televisores cada vez más grandes, con alta definición, cientos de canales e imagen 3D, hoy son muchos los que deciden sacarlos definitivamente de sus casas y muchos más los que deciden “consumir” su programación de un modo muy distinto. Hace tiempo que las personas ya adaptan los contenidos a sus horarios sociales y laborales, acabando con la vieja televisión, aquella que nació como un medio familiar, para una sociedad de mediados del siglo XX que ya no existe o va en franca retirada.
Javier Figueroa