Pese al débil desempeño de nuestra economía, hay algunos sectores que en la última década han mantenido un crecimiento de su actividad. Algunos años a un ritmo discreto, en otros un poco mejor, como ocurre con la agricultura, con una serie de proyectos de inversión en los rubros frutícola y agroindustrial, igual que en rubro maderero, logístico y energético. Algunos ya se concretaron, otros se concretarán en el corto plazo, y otros a mediano y largo plazo, es decir entre 5 a 10 años.
Las plantas elaboradoras de alimentos y los centros de distribución que se proyectan a lo largo de la Ruta 5, así como los más de 50 parques fotovoltaicos y eólicos en carpeta, sumado a la acelerada tecnificación del riego y el incremento de la superficie hortofrutícola, asociada a nuevos packing, representan no solo el despertar definitivo de la economía regional, sino que una oportunidad laboral para miles de ñublensinos (as).
No obstante lo anterior, autoridades, empresarios y académicos han advertido sobre las brechas de competencias de la fuerza de trabajo de la región, con una insuficiente oferta de técnicos y profesionales, lo que en la práctica ha obligado a muchas empresas que han invertido en la zona, a importar trabajadores desde otras regiones. Hay incluso, algunos casos, en que las compañías han desistido de invertir debido a la escasez de capital humano calificado. Según la última Encuesta Casen, un 21,8% de la fuerza de trabajo regional es analfabeta y un 23,3% no ha completado la enseñanza básica, con mayor incidencia en comunas rurales.
En el sector manufacturero de la región mencionan como principales dificultades para llenar vacantes: la falta de competencias técnicas necesarias para el cargo, la falta de experiencia laboral y la escasez de postulantes.
En relación a las primeras, destacan aquellas necesarias para el desempeño de funciones con el manejo de maquinarias y uso de herramientas. En el rubro agrícola con orientación exportadora, es fundamental contar con técnicos y profesionales en riego, en frutales y en comercio exterior, puesto que los desafíos en agregación de valor van a demandar una importante masa de capital humano.
En el caso de los proyectos de generación energética, no cabe duda que se demandará una gran cantidad de técnicos y profesionales del rubro que hoy no están, pese a la apuesta que han hecho algunos liceos y centros de formación técnica de la región, lo mismo que los programas del Sence que se enfocan en capacitaciones y certificaciones en rubros pertinentes.
Sin embargo, estos esfuerzos siguen siendo insuficientes y buena parte de las oportunidades laborales que generan las nuevas inversiones las están aprovechando trabajadores de otras regiones, y solo las vacantes en labores más elementales son ocupadas por personas de la región.
Esta negativa realidad debería movilizar a la propia región, a los diferentes actores que convergen en este tema, a la enseñanza secundaria y superior, a las empresas y al sector público, a trabajar coordinadamente y a largo plazo, para capacitar y formar a los técnicos y profesionales que cada uno de los territorios de Ñuble irá necesitando.