Octubre parece ser un mes destinado a fijar de manera indeleble algunos hitos históricos. Este mes, el año 1917, se produjo “la revolución de octubre”, que no es ni más ni menos la Revolución Bolchevique o Revolución Rusa. En nuestro país, el 18 de octubre del 2019 se produjo el denominado “estallido social” que marcará un punto de inflexión en la historia política y social de Chile. Como consecuencia de ello, este 18 de octubre se comenzó a redactar lo que será la primera Constitución de nuestro país, generada a través de un proceso democrático y participativo.
Para llegar a este instante hubo de producirse una serie de hechos políticos e históricos de vital y fundamental importancia. Uno de ellos fue lo acontecido el 20 de octubre de 1995. Ese día, a la 1.40 de la madrugada, ingresó Manuel Contreras a la cárcel de Punta Peuco, condenado por el asesinato de Orlando Letelier ex Canciller de Salvador Allende. Este crimen aconteció en Washington el 20 de Septiembre de 1976, cuando el automóvil conducido por Letelier voló por los aires, muriendo víctima de una bomba colocada por orden del jefe de la policía secreta de la dictadura. Manuel Contreras ingresó a una cárcel, precedido de amenazas, asonadas militares y anuncios de no acatar el fallo de la justicia, el Jefe de la DINA. Finalmente, el ex dictador y el Ejército acataron el fallo de la justicia.
Este hecho, ocurrido en el mes de octubre, marcó un antes y un después en la transición. Se impuso el Estado de Derecho y la potestad de la Democracia, cuando estaba bajo amenazas explícitas. Gracias a ello se abrieron en Chile los espacios para procesos como el que se inició este 18 de octubre con la redacción de una nueva Constitución.
Rescatar la memoria resulta fundamental para tener un cabal comprensión de procesos históricos como el que estamos viviendo.
Chile no nace ni se refundará por un acto providencial o unilateral. Por el contrario lo que estamos viviendo es consecuencia de un proceso que fue construido por una generación que lo hizo literalmente con sangre, sudor y lágrimas. Y el encarcelamiento de Manuel Contreras un 20 de octubre de 1995 es una buena prueba de ello. La historia se construye con vocación política, cívica y democrática, y la transición a la democracia -que se consolidó a partir del encarcelamiento del más grande violador de los derechos humanos en la historia de Chile- fue la resultante de una movilización social que fue capaz de derrotar a una dictadura cruenta de forma pacífica, para que otros -como hoy- puedan caminar sin temor hacia un futuro mejor, sin tutelas ni temores.
Cuidar la democracia es tarea de todos.