Close
Radio Radio Radio Radio

Obras que son amores y no buenas razones

El estudio “La pobreza del modelo chileno, la insuficiencia de los ingresos del trabajo y pensiones”, de la Fundación Sol, vuelve a mostrar a Ñuble como una de las regiones más pobres del país. Los bajos ingresos del trabajo y el insuficiente valor de las jubilaciones hacen la vida insostenible para muchos de los hogares de la región. Empero, para los agentes económicos locales, las estadísticas muestran una realidad conocida que, aseguran, están “trabajando para cambiar” (¿?).

Cuando la pobreza se asume como una condición (característica propia y definitoria del contrato social), es usual que los agentes de cambio concentren sus energías en aminorar los efectos negativos que generan las carencias de la población. La política pública se concentra en administrar la pobreza. Se distribuyen los recursos públicos de manera igualitaria entre los hogares más desfavorecidos, sin reparar en los efectos que dicha política tiene sobre el desarrollo social y económico de los mismos. Salvo honrosas excepciones, la pobreza pasa a constituirse en un activo para la sociedad, sobre el cual subyacen ganancias para quienes lo administran y una canasta variopinta de beneficios para los hogares favorecidos.

En la otra vereda, se considera que la pobreza es un estado (situación temporal de los hogares en situación de bajos ingresos, cuya condición está sujeta a cambios). Bajo este concepto, los agentes sociales internalizan que todo beneficio, tiene asociado un costo. En este ámbito de acción, el comportamiento de los agentes cambia en función de la relación beneficio/costo que resulten de sus acciones. El margen de ganancia esperado y el comportamiento de su entorno frente a dicho margen, alienta o desincentiva a los hogares para tomar acciones que les contribuya a superar con holgura la línea de ingresos de subsistencia.

En este sentido, al igual como ocurre con la actividad agrícola, para que existan frutos a futuro (un positivo margen de beneficios), se debe sembrar en el presente. Los frutos resultantes serán una consecuencia de la siembra de semillas en terreno fértil. En efecto, si se quiere una región que sea rural, se debe hoy instalar un modelo de negocios en base a producción en invernaderos. Si se busca una región sustentable, se debe invertir hoy en una planta de tratamiento de residuos domiciliarios y construir viviendas sociales energéticamente autosustentables. Si se quiere transformar a Ñuble en una potencia agroalimentaria, se debe hoy instalar una Zona Agroindustrial dotada de franquicias tributarias para atraer inversión extranjera. Si se busca desarrollar el turismo, hoy se debe reunir la cultura, el patrimonio y la actividad económica. En definitiva, se necesitan hoy las semillas que van a definir a la región de Ñuble del futuro.

Para lograr aquello, se requiere cambiar la lógica de los planes, por la acción; o anteponer la reflexión por sobre la ideología. Si se sigue con la lógica de reparto, la política social estará concentrada solo en hacer más llevadera la pobreza. Es imperativo que las acciones de los agentes locales se comprometan en revertir las magras cifras económicas y sociales del territorio. De esta forma, se honrará aquellas obras que sean amores y no solo buenas razones.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Leave a comment
scroll to top