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Osvaldo Salgado, Renato Toro, Juan Alberto Arroyo y Jorge Baeza son algunos de los sacerdotes que fueron o son indagados actualmente por presuntos abusos a menores cometidos entre las décadas del 80 y 90.
Durante esta época la Diócesis de Chillán fue dirigida por el ahora obispo emérito Alberto Jara Franzoy, quien dejó la Diócesis en 2006 luego de cumplir la edad de retiro y que actualmente vive en Santiago, en la Casa Sacerdotal Santo Cura de Ars.
Hasta allí llegó la PDI para tomar declaración sobre un caso de presunto encubrimiento en el que estaría involucrado a fines del año pasado. Luego de su testimonio en Santiago, será citado a declarar nuevamente por el mismo caso, según lo confirmó la Comisión de Apoyo Integral de Víctimas de Abusos Eclesiástico en Ñuble, integrada por la abogada Pilar Gutiérrez, la psicóloga Mabel Pérez y el exsacerdote Sergio Baeza, y que funciona con independencia del Obispado y la Red laical de Chillán.
Pilar Gutiérrez, abogada de la Comisión que representa a las víctimas de forma gratuita, sostuvo que “estoy absolutamente segura de que esta Diócesis lamentablemente es una de las más afectadas con las políticas de encubrimiento, que son históricas. Parte de las víctimas a las que estamos representando, incluso están en causas de tribunales antiguos por la cantidad de años transcurridos, donde Jara Franzoy está siendo citado a declarar prontamente en una de estas causas debido a que él reconoce tener conocimiento en los tiempos en que él era obispo”.
Gutiérrez enfatizó que “no descartaría parte de la red más fuerte de encubrimiento que ha habido hasta hoy, se esté dando acá en la Región de Ñuble, y precisamente en este Obispado. Hoy se está comprobando lo que ha gritos han dicho las víctimas durante décadas, nosotros tenemos registros de que han estado desde los años 90 realizando las primeras denuncias, dejando cartas, golpeando puertas, esperamos que la justicia ayude a llegar a la verdad, porque nosotros no estamos en una caza de brujas”.
Presuntas responsabilidades
Las críticas sobre la gestión de Alberto Jara se centran en el caso del excura Jorge Baeza. Bajo su administración, el Obispado en enero de 1996 publicó un inserto en el que informaba que Baeza dejaba el sacerdocio, sin informar que las razones se debían a denuncias de sus víctimas.
Silvana Bórquez, miembro de la Red de Sobrevivientes de abuso eclesiástico, y una de las denunciantes de Jorge Baeza, contra quien la justicia civil acreditó los hechos a raíz de una investigación en 2008, criticó el actuar del obispo emérito.
Bórquez hizo hincapié en que “tiene que responder, él es uno de los implicados en encubrir abusos sexuales, es uno de los que conoce y coloca a Osvaldo Salgado en la Catedral, a Jorge Baeza en diferentes lugares y lo traslada sin dar información. Hasta el día de hoy ni siquiera hemos recibido una conversación, mail, carta de parte de él, por lo tanto Chillán es una comunidad que necesita verdad”.
En esa línea, Sergio Baeza, miembro de la Comisión de Apoyo Integral a Víctimas, detalló que el caso de excura Baeza, es uno en los que Jara podría haber tenido responsabilidad de encubrimiento.
“Yo creo que el caso más contundente y documentado es el de Jorge Baeza. En los tiempos en que se desató la crisis en la parroquia San Juan de Dios, me consta que al obispo Alberto Jara se le advirtió acerca de la grave situación que estaba provocando Jorge en su comunidad cristiana. De hecho se corría el rumor en el clero y en la comunidad que Jorge tenía una pequeña secta con la cual estaba atrayendo principalmente a los jóvenes y tenía un sistema autoritario, dictatorial, el típico abuso de conciencia y de autoridad que menciona el Papa en su carta, eso quedó muy claro en los tiempos que don Alberto Jara era obispo y se desató la crisis de abuso de Jorge”, aseguró Sergio Baeza.
El exsacerdote de la Comisión además sostuvo que “ los obispos tienen una responsabildad directa en la conducta de sus sacerdotes y en el caso de Chillán, yo creo que al igual que el resto de las diócesis de Chile y del mundo tienen responsabilidad frente a las conductas de pedofilia de los sacerdotes, como ya ha quedado demostrado en el caso de Santiago con Ezzati y Errázuriz”.
Y agregó que “nuestro objetivo como Comisión es la defensa de las víctimas y de las personas. Yo creo que Alberto Jara tiene información valiosa que aportar a la justicia. Aunque en aquel tiempo las cosas se guardaban y se escondían, tenemos testimonios en la Comisión de que estaba documentado de algunas cosas”.
Colaborar con la justicia
Marcial Sánchez, historiador, experto en Iglesia, destacó que “Alberto Jara fue un obispo que estuvo en Chillán durante mucho tiempo, desde la época de los 80 hasta el 2006, por lo tanto es una persona que tiene muchos antecedentes que podrían ayudar a esclarecer algunos hechos que están en diferentes causas que ya están en Fiscalía, por lo tanto obviamente que es importante que puedan acercarse a la justicia civil para poder declarar”.
Sánchez puntualizó que “hoy la figura del cardenal Ezzati y Errázuriz están siendo investigados por encubrimiento, puede ser que otros obispos y obispos eméritos como Alberto Jara y Pellegrin, sean citados por la misma causa, ante lo cual la Fiscalía tiene que seguir las investigaciones”.
El historiador enfatizó que “todos estos obispos que hayan podido tener noticias de lo que estaba pasando en sus diferentes diócesis y que no dieron cuenta al Ministerio Público aun cuando eran delitos, lo mínimo que tienen que hacer es pedir perdón como lo han hecho otros obispos, pero el perdón sin acción no significa nada”.