¿Nuestros niños comen bien? Definitivamente no, y así lo confirma un nuevo estudio, realizado por las direcciones de Salud y Educación del Municipio de Chillán, que detectó un elevado nivel de sobrepeso y obesidad entre estudiantes de escuelas públicas de la comuna.
El programa de estado nutricional de escolares de entre 5 a 9 años muestra que un 62,2% de los niños evaluados se encuentra con mal nutrición por exceso, mientras que la encuesta de acondicionamiento físico del Daem de fines de 2021 y realizada a 736 estudiantes, dejó en evidencia una mala condición atlética de los menores entrevistados. En test de mediciones de 50 metros planos, por ejemplo, un 84% se encuentra en un rango medio a lento de exigencia cardiovascular. Además, el 57% tiene un índice de masa corporal por sobre el valor normal de peso, mientras que en abdominales en 30 segundos, el 92% se encuentra en el rango de 15 a 20, cifra bajo la media.
A estos antecedentes se suman otros como los mapas nutricionales creados por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) que muestran monotonía alimentaria, consumo excesivo de calorías “vacías” y una sobrecarga de azúcares agregados como características de la alimentación de la mayoría de nuestros menores, bien alejada de lo que serían los buenos hábitos de nutrición. De esos estudios también se destaca que uno de los nutrientes que más se encuentra y en exceso en la dieta es el azúcar, incluso en una proporción mayor que la de grasa, y al mismo tiempo hay serios déficits de leche.
Otro dato que reveló el informe de Junaeb es que la alimentación en las comunas rurales tiene un alto contenido de nutrientes críticos y energía. Además, se comprobó que los habitantes de esta zona son quienes consumen menos cantidad de alimentos con nutrientes protectores y los que presentan mayor sobrepeso y obesidad de la población regional. Las comunas con mayor índice de malnutrición por exceso son Trehuaco, Pemuco, Coelemu y Cobquecura.
Esta realidad que desnuda el mencionado estudio es lo que se ve, dicen los especialistas, diariamente en los centros de salud: cómo crecen los niveles de obesidad y sobrepeso que se corresponden evidentemente con el desconocimiento generalizado en la población de cuáles son los hábitos alimenticios más saludables.
Las instituciones educativas, públicas y privadas, son las llamadas a poner el mayor esfuerzo en el desarrollo de esta temática, aunque siempre la primera responsabilidad está en la familia, pues es en el hogar donde se aprende a conocer y seleccionar los alimentos saludables.
Si los adultos desconocen cómo hacer una dieta equilibrada, mal podrán enseñar a su vez a los hijos. Si a esto se agrega el sedentarismo de las horas dedicadas a la TV, los videojuegos e Internet, o la falta de una actividad deportiva regular debido a la pandemia, se entiende por qué hay tantos niños con sobrepeso y obesidad.
El estado nutricional es el mejor indicador del bienestar de los niños y niñas y, en términos más amplios, del desarrollo de una sociedad.
