La Policía informó que un hombre armado mató a cuatro personas el miércoles en un recinto hospitalario en Tulsa, Oklahoma.
El sospechoso, que estaba armado con un rifle y un arma corta, murió en el tiroteo ocurrido en el complejo del hospital Saint Francis de Tulsa.
“Tenemos cuatro civiles muertos, tenemos el tirador que muerto, y creemos que se suicidó”, dijo el jefe adjunto del departamento de policía de Tulsa, Eric Dalgleish.
[bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]El agente indicó que agentes policiales respondieron inmediatamente tras los llamados de emergencia que advirtieron de la irrupción de un tirador en el segundo piso de una clínica adyacente al hospital.
La policía “escuchó disparos en el edificio” al llegar al lugar, indicó Dalgleish, señalando que los agentes registraron el edificio piso por piso y cuarto por cuarto para despejar el sitio mientras el tiroteo se consideraba todavía activo.
Previamente, el capitán de policía Richard Meulenberg dijo que los agentes describieron la escena como “catastrófica”, con “varias” personas baleadas con “múltiples heridas”.
Según las declaraciones al New York Times de un asistente médico que se encontraba en el edificio, varios de sus colegas se escondieron en los baños y en clósets de almacenamiento.
Al reconocer los sonidos de arma, Gannon Gill guió a sus pacientes por un “laberinto” de cubículos de consulta y corredores interconectados hasta que se refugiaron en el garaje del edificio que parecía seguro, dijo al diario.
En el garaje, un paciente le contó que se había topado con el hombre armado durante el ataque.
“El atacante le dijo a él y a su esposa que se fueran y que no estaba ahí por él”, declaró Gill.