Señor Director:
Desde hace tiempo, y con más fuerza por la crisis social y política, se han evidenciado graves problemas en nuestro sistema político. Frente a esto, muchos han culpado fundamentalmente a nuestro presidencialismo -llamándolo incluso “hiperpresidencialismo”-, por su rigidez, falta de incentivos de cooperación y escasez de válvulas de escape. Así, proponen avanzar hacia modelos semipresidencialistas o parlamentarios.
Sin embargo, creemos que las soluciones están lejos de agotarse en la sola adaptación de regímenes foráneos. A modo de ejemplo, nuestro actual sistema electoral propende a un Congreso fragmentado, de coaliciones débiles y tiende a favorecer candidatos de “nicho”. Eso explica los bloqueos de iniciativas legislativas y, en parte, la mayor polarización política. Así, no es evidente que estos problemas se solucionen con un reemplazo de régimen, ya que muchas veces se tiende a menospreciar lo disruptivos que estos pueden ser; su falta de gobernabilidad y el hecho de no atender debidamente a nuestra tradición histórica.
Es nuestra propuesta que, para enfrentar estos desafíos, seamos capaces de mirar al sistema político en su conjunto y reformar no solo aquellos elementos de nuestro modelo presidencialista que sean necesarios, sino también -y fundamentalmente-, aquellos elementos fuera de él, que son decisivos en generar mejores incentivos de cooperación y mayor gobernabilidad.
Magdalena Ortega
Directora del área constitucional de IdeaPaís