Federico Mateos recorrió casi 40 metros para llegar al segundo palo y timbrar un gol que fue el desahogo de un trabajo colectivo casi impecable de Ñublense.
Era el tercero en su cuenta personal, el cuarto del Rojo, para sellar una jornada soñada, vital y clave.
La “joya” estuvo en duda por una contractura, pero junto a sus compañeros, se vistió de gladiador y conquistaron una merecida victoria ante Rangers de Talca, el sublíder de la Primera B.
El equipo de Jaime García, quien tuvo una acertadísima elección de los intérpretes, pasando a línea de cuatro, y alineando a Kevin y Luis Valenzuela, se hizo “Gigante” en el estadio Nelson Oyarzún merced a un juego marcado por la concentración, el espíritu combativo, los pasajes de buen fútbol, la garra y la contundencia.
No era fácil controlar a un equipo con jugadores avezados y el técnico más experimentado de la categoría, como Luis Marcoleta, pero el Rojo lo hizo sobre la base del buen juego y el posicionamiento territorial.
Por eso, el gol de Óscar Ortega, a los 40’, tras una tremenda jugada por derecha, en la que recibió una habilitación precisa de Pinto, ponía justicia al trámite del duelo, tras el protagonismo y el control del local, que supo frenar los centros a López y la presión en la zona media.
Sin embargo, la calidad individual de Alfredo Ávalos cuando se iba el primer tiempo, le permitió empatar a Rangers con un zapatazo cruzado que dejó sin opción al portero Miguel Jiménez.
Mateos figura
Fue duro el golpe para Ñublense, pero se supo reponer arrancando el complemento y manteniendo la propuesta de tener la pelota y jugar en terreno rival. Rangers apostó por esperar el error y el contraataque, pero jamás se imaginó que en prácticamente cuatro minutos, el local definiría el partido merced a dos golazos de Federico Mateos.
Cuando amanecía el segundo tiempo, el argentino sacó un zapatazo fuera del área que derrotó al nervioso y joven portero Marcelo Vásquez. Y tras cartón, cuando Rangers recién se paraba del mazazo, el propio volante mixto en área rival, de media vuelta, sacó un disparo que dejó sin opción al golero de Rangers.
De ahí en adelante, Ñublense hizo circular el balón con criterio y rápidas transiciones. El partido subió su temperatura, hubo roces y más de una trifulca entre chillanejos y piducanos. El Rojo pudo aumentar el marcador ante un rival que estaba contra las cuerdas y que solo resucitó cuando el juez sancionó un dudoso penal a un minuto del pitazo final. Desde los 12 pasos, Ábalos puso el 3-2 y encendió la incertidumbre en un partido que Ñublense pudo haber liquidado antes.
Sin embargo, el cuadro de Marcoleta adelantó líneas, se fue con todo y Ñublense estuvo impecable en defensa para alejar todo riesgo o pelotazo. Uno de ellos dio vida a un contragolpe, que supo finiquitar Mateos para estructurar el 4-2 final que deja a los “diablos rojos” a nueve finales del título y más puntero que nunca.
El goleador y García
“Estamos felices. Siempre quiero estar, gracias a Dios el ‘profe’ me dio descanso la semana pasada y ahora pude estar. Rangers es un rival fuerte, pero todas son finales. Valdivia enfrenta un momento complicado y será complejo. El objetivo está claro, vamos a luchar hasta el final, pero sin creernos nada”, sentenció Mateos, quien se llevó el balón tras anotar su primer hattrick y sumar ocho goles en su cuenta personal.
Por su parte, el DT Jaime García recalcó: “nuestro principal cimiento como equipo es la humildad, hoy el equipo jugó con concentración, garra y mucha entrega. No era fácil vencer a Rangers y creo que esto es trabajo de todo el plantel, no solo de los once que entran a la cancha. Estamos contentos, pero esto ya pasó. No hemos ganado y ahora viene otra historia con Valdivia”.
El entrenador nativo de Cartagena le impregnó al equipo una mística inclaudicable para ganar un partido clave rumbo a Primera.
