De película. Para enmarcarlo. Andrés Vilches se filtra en el área tras pase de Bayron Oyarzo. El suspenso se apodera del estadio Ester Roa y las gargantas chillanejas están a punto de explotar.
El delantero que ha cargado con una mochila de críticas, engancha con frialdad para superar la marca de Ángel y se despacha un zapatazo increíble que vence a Frascarelli.
Es el 2-1. El estadio se viene abajo. La banca de los diablos rojos salta con locura a la cancha y el carnaval con épica está desatado.
Así, con dramatismo y en los descuentos, Ñublense logró un histórico triunfo sobre Aucas de Ecuador, por 2-1, en el marco de la tercera fecha de la Copa Libertadores de América. Victoria que le permite seguir con opción en el torneo continental tras una remontada, sustentada en buen fútbol, paciencia y una anhelada contundencia ofensiva que parecía extraviada.
El gran mérito del equipo de Jaime García fue jamás renunciar a tener la pelota e intentar jugar en campo rival. A pesar que cuando mejor jugaba (pudo abrir la cuenta con un remate de Leiva que azotó el palo, un cabezazo y una opción de Leiva), un error en la salida, le costó arrancar perdiendo. Rómulo Otero se despachó un zapatazo entrando al área, tras eludir la marca de Enzo Guerrero y cobró.
De ahí en adelante, lejos de desmoronarse anímicamente, el elenco de Chillán, siguió dominando el partido. Fue prácticamente un monólogo. Apostó por la circulación rápida, abrir la cancha, buscar circuitos creativos, ante un Aucas que sólo apostó a defenderse.
Tras el primer tiempo, la tónica se mantuvo. Ñublense se plantó en campo rival y neutralizó al cuadro de César Farías, que no podía hilvanar jugadas ofensivas ante un Ñublense crecido y con la convicción a tope.
El Diablo merecía por lo menos el empate por su nivel de juego y dominio ante un rival fuerte en lo físico, pero que sintió la difícil adaptación al campo de juego y a la baja temperatura de Concepción.
Los ecuatorianos despejaban con el agua hasta el cuello todos los embates del Rojo, pero la persistencia del insolente Ñublense, tuvo premio a casi 10 minutos del final, cuando el incombustible y eterno goleador, Patricio Rubio, empató el partido con un derechazo esquinado tras centro de Bernardo Cerezo.´
Ñublense olfateó a su presa y fue por más, aunque Aucas sumó peso ofensivo y también, decidió salir de su campo y fue al frente. Pero lo pagó caro. Una mala salida, la aprovechó el “Rayo” Oyarzo que habilitó a Andrés Vilches y el atacante que soportó todas las balas, se llenó de gloria con un golazo agónico con ribetes de hazaña que fue un mazazo para Aucas.
La hinchada lo gritó con el alma y los diablos rojos festejaron eufóricos para primera victoria en la Copa Libertadores, que lo mantienen en el cuarto puesto del Grupo A, con tres puntos, pero matemáticamente con opciones de clasificar a la segunda ronda del torneo continental.
Felicidad Roja
“Nunca dejé de creer en el equipo. Tuvimos más tranquilidad ante un gran rival, tuvimos la paciencia en el primer y segundo tiempo porque tuvimos varias opciones, pero tomamos buenas decisiones. Fuimos un equipo maduro, fuimos hacia adelante y tuvimos mucha disciplina táctica e hicimos un partido correcto”, resumió el DT Jaime García.
“Màs de quedar en la historia del club por marcar el primer gol en la Copa, fue mucho más lindo ver al equipo ganar. Volvimos a lo que es Ñublense, nuestro juego y pusimos mucha garra. Jugando así es difícil que algún equipo nos pueda ganar”, confesó el goleador de Ñublense, Patricio Rubio.
“Fue emocionante, yo soy de esta ciudad, y me emocionó ver a mi familia saltar en la galería y recordar a mi padre que ya no está”, declaró Juan Leiva, figura de Ñublense.
“Es lindo ganar este partido, pero se puede celebrar poquito porque ya viene el Campeonato Nacional, pero hicimos un gran trabajo de equipo”, sentenció el incansable capitán Jovany Campusano.
El Rojo ahora espera por el Torneo Nacional a Copiapó, donde espera seguir remontando.