Ñuble, tijeretazo al futuro

Ñuble, tijeretazo al futuro
Señor Director:
Hay noticias que llegan como bofetadas secas, con la frialdad de quien firma un decreto sin mirar a los ojos. El recorte presupuestario a las regiones es una de esas: parece un número inocente en una planilla, pero aquí abajo se siente como un ladrillo cayendo al agua, levantando ondas que alcanzan a todos.
Se habla de porcentajes, de “ajustes” y balances, como si la vida cupiera en una celda de Excel. Pero la verdad es que lo que en Santiago llaman un 1,9% menos, en Ñuble significa un camino rural que se queda en barro, una posta sin médicos, un APR que nunca llega. Y es que mientras regiones como la Metropolitana reciben más recursos, las más pobres cargan con la tijera. Es un guion viejo: un país que se mira el ombligo y olvida sus pies descalzos.
Para Ñuble, que apenas cumple siete años como región, este recorte es un mazazo al corazón de su futuro. Porque cada peso menos es una sala que no se levanta, un bus escolar que no arranca, un programa social que se esfuma como humo en la helada. La promesa de descentralización, esa idea de un Chile más justo, hoy se siente como un chiste contado con desgano.
Y uno se pregunta: ¿qué hacen nuestros Diputados, qué tan fuerte golpean la mesa por la gente que dicen representar? ¿O solo están pensando en su reelección? La respuesta, muchas veces, es silencio. Y ese silencio duele más que el tijeretazo. Porque al final, los recortes no son solo cifras, son la medida exacta de la indiferencia.
Ricardo Rodríguez Rivas