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Un estudio realizado por la Fundación Acción Educar, dedicada al análisis de las políticas públicas en educación, reveló que 198.064 alumnos perdieron más de la mitad de su año escolar en el país.
Si se compara el periodo de 2022 y 2023, la asistencia promedio de los alumnos registró una mejora en los primeros meses, sin embargo, entre agosto y septiembre la cifra retrocedió nuevamente.
Para la investigación, que analizó la presencia en las recintos entre marzo y noviembre del año pasado, se consideró la asistencia promedio de los estudiantes y la inasistencia grave o ausentarse a más del 15% de los días que abrió el establecimiento para realizar clases, en la enseñanza parvularia, básica y media.
Las cifras expuestas mostraron que la permanencia en clases no ha recuperado niveles pre-pandémicos a nivel de sistema escolar.
En un desglose regional, se destacó que en todas las regiones del país, al menos un 4,8% de los estudiantes perdió más de la mitad del año. Sin embargo, la situación se vuelve crítica en Atacama, donde esta cifra alcanza un alarmante 23,3%, afectando a 1 de cada cuatro estudiantes. La Región Metropolitana no escapa a esta realidad, con casi 76 mil estudiantes perdiendo más de la mitad del año. Por otro lado, Ñuble se encuentra entre las regiones con menor proporción de alumnos que perdieron la mitad del año, registrando un 4,9%, equivalente a 4.445 alumnos.
“La situación de Ñuble es muy grave, igual que la del país en general, sin embargo, se trata de la segunda región con menor porcentaje de estudiantes que perdieron más de la mitad del año, con un 4,9%. Hay que considerar que, en la región, el estudiante promedio perdió un poco más de un mes de clases durante el año. Lo anterior implica que, si bien la situación regional no llega a la criticidad de la nacional, sigue siendo grave y urgente”, explicó el director de Estudios de Acción Educar, Manuel Villaseca.
Al indagar en las eventuales causas de las ausencias reiteradas a clases, el profesional apuntó a un problema de gestión a nivel nacional de la reactivación educativa.
“Esto no es una prioridad para el Ministerio de Educación, que le ha entregado pocos recursos y atención en su agenda. Además de esto, podría existir una percepción social de que la asistencia no es completamente necesaria, cuando en la evidencia se ha demostrado, varias veces, que solo perder un par de días en un mes de clases es altamente perjudicial para los estudiantes”, sostuvo.
Entre los principales riesgos asociados a la pérdida de clases a los que se exponen los alumnos y la comunidad, el directivo explicó que “el primero y más evidente es el riesgo de que estos estudiantes abandonen el sistema, luego de la pérdida de aprendizajes y de vinculación con su escuela que ya han sufrido. Después, todos los perjuicios asociados a la deserción: menor desarrollo personal, social y económico; mayor probabilidad de criminalidad; peor salud y vinculación con la comunidad; entre otros”.
A juicio de Villaseca, un estudiante que ha perdido más del 85% de asistencia no está en condiciones adecuadas para continuar al siguiente nivel en su trayectoria escolar. “Estamos hablando de estudiantes que, durante la mitad del tiempo, no estuvieron en la sala, ni caminaron por los pasillos, ni estuvieron en los recreos; estudiantes que no solo se han perdido aprendizajes, sino experiencias vitales que son fundamentales para el desarrollo personal y para la madurez emocional. Lo más probable es que esos estudiantes no estén en condiciones de pasar de curso”, dijo.
Atendiendo que las cifras de presencia en las aulas no alcanzan los niveles previos a la pandemia, el director de Acción Educar consideró que los esfuerzos realizados en esa línea no han sido suficientes.
“Esto debe ser una prioridad para el Ministerio, lo que no ha ocurrido y es francamente lamentable: esto se refleja en la baja cantidad de recursos y en la incipiente batería de medidas tomadas. Segundo, tiene que promoverse, con fuerza, la importancia fundamental de la vinculación de los estudiantes que se da a través de la asistencia, tanto para sus aprendizajes como para sus vínculos socioemocionales”, manifestó.
Menor proporción de inasistencia grave
Desde la Seremi de Educación no compartieron las cifras, sin embargo, admitieron que los números de asistencia actuales aún no alcanzan similares a los anotados antes de la emergencia sanitaria por Covid-19, aunque mejoraron comparando 2022 y 2023.
De acuerdo con su último reporte emitido en noviembre, están en una situación de inasistencia crítica, el 1,6 de los estudiantes de un total de 95.800 en Ñuble, es decir, alrededor de 1.500.
“Después de la pandemia se produce una baja en lo que es la asistencia a clases. El 2022 fue especialmente complejo y en 2023 tuvimos una mejora sustancial en asistencia y acciones de revinculación. El Mineduc aplicó un Plan de Revinculación, el que, entre otros aspectos, considera la contratación de gestores territoriales en todas las comunas y también en nuestra región para trabajar con niños que habían demostrado problemas de asistencia. Eso nos llevó a que como región tuviéramos una mejora sustancial y nos ubicáramos entre las regiones con mejor asistencia durante el 2023. De hecho, más del 75% de nuestros alumnos tiene una asistencia sobre el 85%, que es considerada una asistencia adecuada, pero de todas maneras debemos seguir trabajando para mejorar cada día más y volver a los indicadores previos a la pandemia”, explicó el seremi de Educación, César Riquelme.
Desde la mirada del titular regional de cartera, las ausencias pueden atender a diversos factores, y uno de ellos puede estar asociado a vulnerabilidad de las familias.
“Sabemos que hay meses en el año en que los estudiantes faltan mucho a clases, porque empiezan a trabajar, por ejemplo, en los trabajos de temporada. Eso es un tema que nos preocupa de sobremanera, pero debemos seguir trabajando a partir de los apoyos territoriales, del Plan de Reactivación, del compromiso de los trabajadores del Ministerio, de los sostenedores, es un trabajo en conjunto y especialmente de la escuela que cuenta con una plataforma desde el año pasado que les va dando señales de alerta cuando un alumno está faltando en forma reiterada, por lo tanto, la información está. La iniciativa de la escuela es importante para poder revertir”, comentó.
A nivel país, el profesor Riquelme destacó que Ñuble está entre las regiones con menor proporción de inasistencia grave. No obstante, es un tema que preocupa porque los alumnos tienden a repetir o en el peor de los casos abandonan el sistema escolar.
“La inasistencia en la Región de Ñuble es mejor que en otras regiones o la inasistencia grave es menor, pero entendiendo que existe y tiene efectos negativos. Entre ellos, la falta de aprendizaje o que al ser recurrente como es el caso de la inasistencia crítica, cuando es menor al 50%, normalmente los alumnos tienden a caer en la deserción o repitencia, por lo tanto, hay que tener un énfasis o un cuidado especial y dentro de lo que son las políticas, que la escuela se preocupe cuando un alumno falta, cuando es reiterada hay que comunicarse con la familia para ver las razones y la experiencia demuestra que cuando hay una preocupación de las instituciones esta situación tiende a revertirse”, aclaró.
Potenciar reactivación
Para la decana de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del Bío-Bío, Dra. Fancy Castro Rubilar, las cifras expuestas por “Acción Educar” son dramáticas y consideró que deben ser motivo de preocupación para toda la sociedad, ya que impactan directamente en el futuro desarrollo del país.
“En relación con Ñuble, no olvidemos que estamos entre las regiones más pobres del país, y el ausentismo escolar está irremediablemente asociado a los niveles de vulnerabilidad social de las familias, y siempre los esfuerzos son insuficientes para atender la profundidad de la problemática”, comentó.
La pérdida de un año en la vida escolar de niños y adolescentes, según la decana, tiene consecuencias determinantes en lo social y educativo.
“Conlleva un retraso en sus aprendizajes, que es muy difícil revertir, queda desprovista/o de herramientas necesarias para la vida y para seguir avanzando en su proceso educativo, del mismo modo genera daños socioemocionales, porque su autoestima se deteriora y sus expectativas de desarrollarse se aminoran. De persistir estas cifras, el sistema educacional se resiente en su esencia, puesto que no estaríamos cumpliendo con el derecho a la educación que tienen cada niña, niño y adolescente, consagrado en la Constitución”, advirtió.
Desde su perspectiva la problemática ha sido abordada por el Mineduc y la UBB ha contribuido con el Plan de Reactivación Educativa, a través de 10 talleres dirigidos a docentes y personal educativo, alcanzaron a 235 beneficiados en Ñuble.
“Tuvo como objetivos principales sensibilizar a las y los docentes en la comprensión de los fenómenos asociados a la inasistencia y la desvinculación como riesgos para el desarrollo de trayectorias educativas y entregar y desarrollar colaborativamente, estrategias y herramientas prácticas para acoger a las y los estudiantes que se encuentren en situación de revinculación y/o reingreso según sea el caso”, destacó.
“Creo que se podría potenciar aún más este programa generando un sistema de monitoreo y acompañamiento permanente dirigido al estudiantado y a sus familias, con apoyo del Mineduc, que conlleve un incentivo para los establecimientos escolares”, añadió.
Educación centrada en intereses
En un esfuerzo por abordar las tasas de inasistencia escolar, el académico de la Facultad de Educación de la Universidad de Concepción y director del centro de liderazgo educativo “Más comunidad”, Jorge Ulloa, destacó la importancia de comprender las causas subyacentes y proponer soluciones integrales. Una de las principales razones identificadas por Ulloa es la movilidad geográfica de las familias, ya sea por cambios de domicilio en busca de empleo o por motivos de salud. Problemas económicos también se asocian con esta movilidad, lo que agrava la situación. Sin embargo, Ulloa destacó que la causa más significativa es la baja motivación hacia el proceso de enseñanza.
“Hay que entender que no solo es problema educativo, es social, por tanto, no solo debería estar el Mineduc o las escuelas. Tenemos que tener un sistema global de hacerle un seguimiento a las familias para ayudarles a que lleguen a otros lugares y no tengan problemas para asistir a la escuela porque no encuentran matrícula o deben esperar el SAE. Lo segundo, es que tenemos que hacer que profesores y directivos se concentren en el promedio de los chicos que asisten, no solo por él que no le va bien o se porta mal. En el centro que yo dirijo estamos ayudando a escuelas para que tengan procesos educativos más centrados en los intereses y motivaciones de los estudiantes. En Concepción, desarrollamos ‘Más conectados’ y vimos como escuelas están presentando propuestas de trabajos en playas, plazas, resolviendo problemas de orden público. Se debe fortalecer el trabajo de innovación en las escuelas y tercero flexibilizar la rigidez de la estructura escolar. Si yo revinculo a un niño es difícil que pueda sentirse feliz si lo ingresan al curso donde están haciendo los demás lo mismo y se encuentra que está muy atrasado”, planteó.