Cuando el Gobierno, en noviembre pasado, informó los resultados de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc 2022), revelando un incremento en la percepción de inseguridad -que llegó al 90,57% como promedio en el país-, resultó casi inexplicable que una de las regiones que presenta una tasa de criminalidad menor al estándar nacional, fuera al mismo tiempo la tercera más alta en este indicador.
Se trata de Ñuble, que con un 94,2%, era sólo superada por las de Arica y Parinacota, junto con la de Atacama, que ya llevan años padeciendo de una crisis de inmigración ilegal que pareciera estar lejos de ser superada.
Las primeras interpretaciones locales, por parte de autoridades y profesionales de la sociología, apuntaba a que en Ñuble y en especial en ciudades como San Carlos y Chillán, comenzó a generarse, tras la crisis migratoria (en especial de origen venezolano) delitos que, por su violencia, frialdad e incluso autoexposición mediante videos virales, la sensación de que el oasis de tranquilidad que siempre destacaba de nuestra zona, se había acabado.
Lo anterior no se puede separar ni del llamado “octubrismo”, que dejó la sensación de que las fuerzas de Orden y Seguridad eran totalmente insuficientes (en fuerza y en facultades) para garantizar la paz en la comuna; ni de la sensación de desunión y polarización que han dejado los constantes plebiscitos y elecciones que nos muestran con cifras, las enormes brechas sociales tan características del país, incluso desde su primer día de fundación.
Sin embargo, la cifra de victimización de hogares en la región alcanzó un 14,31%, muy por debajo del promedio nacional, el que llegó a un 21,76%, mientras que la victimización individual, registró una de las cifras más bajas, anotando un 3,42%, de todas maneras, superior a lo que arrojó la Enusc anterior.
Como reacción, la gestión gubernamental regional ha logrado que desde el Nivel Central se destinara una cantidad sin precedentes de recursos para potenciar a Carabineros y la PDI, lo que se ha traducido en nuevos vehículos, cuarteles y elementos tecnológicos como cámaras de televigilancia, identificadores de patentes con encargo por robo de vehículos en los accesos de la región y una serie de convenios con municipalidades y Carabineros, que han permitido la creación de patrullas mixtas, como en Chillán o Quillón.
Sin embargo, no se ha podido evitar la realización de “narcofunerales”, ni tampoco este esfuerzo ha evitado que ya en Ñuble se cuenten sombrías historias de sicariato (en Coelemu), aparición de personas descuartizadas (Perquilauquén), asfixiadas y con bolsas en la cabeza (Ñuble Alto), acribillados (Villa Las Almendras) y un sinnúmero de asaltos a empresas, hogares y locales comerciales por parte de bandas armadas; encerronas, y personas muertas a balazos en la vía pública, desde vehículos en marcha.
Todo apunta a la llegada del crimen organizado. Fenómenos como el de los traficantes que ya no viven en barrios bajos, sino que en sectores de alta plusvalía, en parcelas desde donde suben a redes sociales videos y fotos en sus piscinas, haciendo fiestas y asados, ya son parte de las postales comunes de este Ñuble actual.
Mientras el jefe de la Unidad Especializada en Crimen Organizado y Homcidios (Ecoh), de la Fiscalía Nacional, Ignacio Castillo, dijo en su reciente visita a Ñuble, que si bien la región presentaba bajos índices de criminalidad, se debe estar atentos al “efecto globo, porque en Maule y en Biobío, en especial en comunas como Los Ángeles ya incluso hay evidencia de la presencia del Tren de Aragua. Entonces, como se está realizando un arduo control, es muy probable, que comiencen a buscar establecerse en Ñuble, donde en sus zonas rurales, la capacidad de vigilancia y fiscalización, son menores”.
Ratificando lo anterior, la jefe de la XVI Zona de Carabineros Ñuble, general María Teresa Araya, ratificó que “sabemos que hay agrupaciones que están llegando a las comunas rurales de la región”.
Los efectos del “fenómeno del globo” suelen ser rápidos, por lo que para el experto en criminología y exjefe de Seguridad en el Gobierno de Michelle Bachellet, “en Ñuble, la prueba de fuego será en el primer semestre de 2024, porque es cuando veremos si toda esa inversión que se está haciendo será capaz de contener un fenómeno que parece inevitable, por lo que pasa en Biobío y en el Maule. Es probable que los prestamistas ilegales, los narcofunerales, los secuestros y otras modalidades empiecen a buscar espacios en la región. Se viene un año económicamente complejo y nuevas elecciones municipales, parlamentarias y de gobernadores, entonces, si no se reacciona de acuerdo a las circunstancias, la crisis puede ser grave”.
Recursos para las policías
Mientras algunos municipios, como el de Chillán, han creado nuevas estrategias para ayudar al control de las calles en materias como el comercio ambulante o el control de tránsito y patrullajes preventivos mixtos, junto a Carabineros, desde el Gobierno, también se han anunciado obras de gran envergadura, como un nuevo edificio institucional para la PDI, o la creación de la primera Escuela de Formación de Carabineros, en la zona.
Respecto a la Escuela, Carabineros confirmó que ya se está en conversaciones con el Gobierno Regional (GORE) de Ñuble para la concreción del estudio de diseño de la futura Escuela de Formación de Carabineros, la primera de la región.
De hecho, fue el propio general inspector, Ramón Alvarado, quien participó en una inspección técnica a distintos cuarteles de Carabineros en Ñuble y uno de los puntos fue el terreno en donde se construirá el centro, el que está ubicado en el predio de la Capilla Cox, camino a Cato, donde actualmente, opera el Centro de Capacitación y Reentrenamiento de Carabineros de Ñuble y que cuenta con cerca de 7,4 hectáreas.
Según comentó el inspector, esperan que en tres años las obras ya estén en ejecución, centro que podría albergar a cerca de 200 a 300 estudiantes.
El decreto alcaldicio que permite el cambio del uso de suelo, para facilitar los inicios de la obra, ya se firmó. El costo de la etapa de diseño es de $1.122.658.290, con un plazo de dos años y dos meses desde el llamado a licitación hasta la entrega del diseño.
Respecto al cuartel de la PDI, el avance es aún mayor y la semana pasada, incluso se presentó el diseño y la maqueta del nuevo edificio de seis pisos que se pretende construir en la avenida O´Higgins, donde actualmente operan algunas brigadas de la policía civil, en esa misma avenida con la esquina Santa Blanca.
Tendrá una superficie de 10 mil metros cuadrados y capacidad para 300 funcionarios y requerirá una inversión de $294,2 millones con recursos del Gobierno Regional de Ñuble. Tras concluir este proceso, se procederá a la licitación para la ejecución de obras, las que podrían iniciarse a fines de 2024.
El recinto tendrá una superficie útil de 10.250 m2, de los cuales 8.102 m2 corresponden a un edificio de 6 pisos, mientras que en los 2.148 m2 restantes se habilitarán estacionamientos para 73 vehículos y 40 bicicletas.
La deuda siempre pendiente
Este año se creó la Sección de Encargo y Búsqueda de Vehículos (Sevb) de Carabineros y se inauguró en Chillán, un nuevo cuartel para el Grupo de Operaciones Especiales (GOPE).
A lo anterior se suma la inauguración de la remozada Quinta Comisaría de Quirihue.
Sin embargo, siempre la escasez de recursos afecta a las zonas rurales, que aún no saben de nuevos cuarteles, ni avanzadas de la PDI. Por lo demás, el gran proyecto de dotar con 200 cámaras de televigilancia que se anunció (con recursos incluidos) en la administración Piñera, finalmente no se concretó.
