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En la búsqueda de preservar la riqueza natural de la Región de Ñuble, la reciente declaratoria del Humedal urbano Río Colmuyao, ubicado Cobquecura, se suma a los cuatro que a la fecha han sido reconocidos por el Ministerio del Medio Ambiente en el marco de La Ley Nº21.202.
En total, ya son cinco los humedales urbanos declarados a la fecha por esa cartera: Laguna Avendaño de Quillón (156 ha), Humedal Itata (918 ha) perteneciente a las comunas de Coelemu y Trehuaco, humedal San Miguel (0,24 ha) de Chillán y humedal La Cascada (0,6 ha) de Coelemu, equivalente a 1.075 hectáreas, y que, tras la nueva declaratoria, se extiende a 1.094 hectáreas en la Región de Ñuble, en el marco de la Ley 21.202 que modifica diversos cuerpos legales con el objetivo de proteger los humedales urbanos.
El nuevo cuerpo de agua que ingresa a este listado comprende 18,59 hectáreas que corresponde a un ecosistema de tipo natural, ribereño y palustre, de alto valor para la biodiversidad, puesto que provee de refugio para diferentes especies de aves autóctonas y migratorias, además de mamíferos como coipos e invertebrados como el sapito cuatro ojos, entre otros.
Estos ecosistemas tienen una gran relevancia para las ciudades, ya que benefician a las comunidades al constituirse como áreas verdes y espacios para la recreación, asimismo contribuyen al control de inundaciones y mitigación al cambio climático.
“Se suma su aporte en la mitigación al cambio climático, ya que son grandes sumideros de gases de efecto invernadero (GEI), lo que plasma la importancia de la conservación de los humedales en la Región de Ñuble y a lo largo de todo el territorio nacional”, destaca el seremi de Medio Ambiente, Mario Rivas.
A pesar de la relevancia de sus beneficios, existe una serie de actividades que amenazan las funciones de los humedales declarados y en proceso de declaratoria.
“Entre los principales se encuentran la extracción de caudal de aguas, quema de vegetación, sedimentación de su ecosistema, deforestación, expansión de zonas urbanas, contaminación por fecas y orines de animales a gran escala, depredadores domésticos (perros y gatos) que afectan la fauna nativa, fragmentación de ecosistema por monocultivos, extracción de biomasa (como leña) y aguas residuales”, reconoce el titular regional de la cartera.
Dentro de las acciones pertinentes para su conservación ante las amenazas del desarrollo urbano, es vital el compromiso activo de la comunidad.
“Los habitantes del sector pueden ser precursores del cambio y la conservación de estos, realizando pequeñas acciones como no arrojar, enterrar o quemar basura en los cuerpos de agua, preocuparse de la disposición final de los residuos voluminosos, del accionar de los animales domésticos a través de la tenencia responsable de mascotas y disminuir la contaminación acústica generada por ruido de las mismas personas, animales o vehículos”, apunta el seremi
En ese sentido, desde la Seremi del Medio Ambiente de Ñuble enfatizan que han colaborado en incentivar la responsabilidad de las comunidades frente a estos ecosistemas.
“Ha sido importante el trabajo realizado para generar un proceso de concientización de vecinos y vecinas sobre la importancia de respetar y proteger la flora y fauna en humedales urbanos, lo que se refleja en las acciones generadas desde el propio ministerio, como, por ejemplo, en la entrega de material de educación ambiental por parte de la ministra Maisa Rojas para niños, jóvenes y adultos en la ceremonia de declaración del Humedal Colmuyao de la comuna de Cobquecura”, reconoce.
Humedales en busca de declaratoria
En la actualidad se encuentran en proceso de declaratoria el Humedal Rio Taucú de Cobquecura y el Humedal Maipú de O Higgins de Chillán Viejo, ambos ingresados por solicitud municipal, a través de la Ley 21.202, que entrega a las municipalidades herramientas y facultades para solicitar el reconocimiento como humedales urbanos, humedales que se encuentren total o parcialmente asociados al límite urbanos.
El humedal de Chillán Viejo acoge diversas especies nativas, especialmente aves que lo utilizan como área de nidificación y alimentación, por eso desde el municipio requieren su reconocimiento desde el Ministerio para luego establecer ordenanzas en su defensa.
Una de las principales preocupaciones de las autoridades locales que pesa sobre este ecosistema es la acumulación de basura abandonada en la zona.
“El uso indebido de este sector como depósito de escombros y basura se ha vuelto una práctica recurrente, generando daños significativos en el suelo y obstaculizando el crecimiento natural de la flora. Además, la acumulación de escombros y residuos industriales está afectando negativamente los procesos de nidificación de las aves que habitan en este ecosistema”, exponen desde el municipio.
Por esta razón expusieron que “la implementación de una ordenanza municipal que regule y proteja este ecosistema, otorgará al municipio la autoridad para sancionar a quienes incumplan estas disposiciones. De esta manera, se podrá preservar la integridad de este valioso hábitat natural y garantizar un entorno saludable para la flora y fauna que lo habita”.