Un mal pronóstico de la evolución del Covid-19 proyecta el ministro de Salud, Enrique Paris, al advertir la eventual llegada de una segunda ola al país en enero, debido a la escalada de casos nuevos que tensionan a varias regiones del país, siendo una de ellas la Región de Ñuble.
Han pasado nueve meses y el virus sigue expandiéndose a una velocidad que ha puesto a los equipos de salud al frente de una batalla que no da tregua. Aunque esa lucha, aclaran en Salud, no está en los recintos asistenciales, sino en la calle, donde solo una conducta prudente y adecuada a las circunstancias evitará llegar a las aguas agitadas de una segunda ola.
El subdirector de Gestión Asistencial del Servicio de Salud Ñuble, Max Besser, confirma que la red de salud se encuentra fortalecida y preparada para seguir enfrentando esta pandemia. Es así que incluso se han recibido pacientes de otras regiones por ser parte una red integrada de salud a nivel nacional.
“No esperemos que las cifras sigan incrementándose y actuemos ahora. Si bien, nuestro compromiso continúa siendo garantizar los cuidados de salud, es decir, que cualquier persona que requiera cuidados críticos por esta patología los tendrá, debemos tener claro que la lucha contra el Covid no se da al interior de los establecimientos, sino que en la calle. Recordar que nuestro comportamiento es fundamental, pues también hemos explicado que la mayoría de los contagios se producen en reuniones familiares y eventos sociales donde se relajan las medidas sanitarias”, enfatiza.
El robustecimiento de la red asistencial ha permitido dar continuidad de atención en el contexto de emergencia sanitaria, aunque el doctor Besser recalca que el éxito de las estrategias diseñadas por Salud no se consigue solo fortaleciendo los establecimientos, sino también por el compromiso frente autocuidado.
“Respecto de nuestra capacidad de camas críticas, es importante destacar que se diseñó un plan integral en todos los establecimientos de la red asistencial del Servicio de Salud Ñuble, que incluyó la habilitación de flujos y sectores exclusivos para la atención de personas contagiadas con Covid -19, en áreas de aislamiento que contemplan todas las medidas de seguridad tanto para el personal como para los usuarios. Es así como actualmente, la red asistencial de la región cuenta con 57 camas críticas con ventilación mecánica. Cabe destacar que antes de iniciarse la pandemia, en la red pública de Ñuble existían 18 camas críticas con ventilación mecánica, por lo que hemos triplicado la capacidad de asistencial”, describe el médico, valorando los esfuerzos y el compromiso de los profesionales del área con la salud pública.
Hospital de Chillán
Desde el principal recinto hospitalario de la Región de Ñuble aseguran que la red asistencial público-privada ha demostrado estar preparada para reaccionar frente a la pandemia, ya que destacan que funcionó muy bien en el primer peak, anticipando que será reforzada en algunas áreas ante el “rebrote” que anticipan las proyecciones oficiales.
Reconocen que existe un cansancio y un desgaste natural de los equipos de salud que han trabajado intensamente durante los nueve meses, respondiendo a lo que dicta su vocación: salvar vidas.
Así lo asegura el subdirector Médico Hospital Clínico Herminda Martín, Antonio Salinas Muñoz, quien explica que “muchos de los trabajadores del hospital no han tenido vacaciones ni períodos de descanso, y yo diría que ese es uno de los principales inconvenientes, funcionarios cansados y una capacidad debilitada en ese sentido. Me refiero al cansancio físico, mental y desgaste emocional”.
Si bien el personal de salud ha logrado sobrellevar la primera ola a máxima capacidad, ahora el complejo asistencial se prepara para enfrentar una segunda que podría llegar y para ello ya cuenta con un plan.
“Estamos preparándonos para contar con más profesionales capacitados y formados en la atención de pacientes con covid grave. La idea es que los profesionales que se sumen en esta etapa lo hagan en las áreas de cuidados medios, y a su vez este personal se traslade a apoyar cuidados intensivos. Una especie de migración del personal (médico, enfermera y técnico paramédico), de acuerdo a su preparación y complejidad de los pacientes a atender”, comenta.
Frente a la mayor presión asistencial que podría desencadenar un eventual rebrote de Covid-19, el doctor Salinas reconoce las fortalezas que tiene el sistema hospitalario actual para luchar contra la pandemia, en términos del abordaje de la enfermedad y los recursos.
“Conocemos más el Covid-19, entendemos de qué se trata la infección, cómo se produce, cuáles son los casos clínicos de mayor riesgo, contamos con protocolos y experiencia del equipo a cargo, lo que nos da mayores certezas al momento de atender pacientes”, expresa.
“Lo segundo qué destacaría es que tenemos los equipamientos clínicos necesarios: más ventiladores mecánicos, monitores, insumos, más conocimiento y experiencia en terapias de soporte respiratorio, en cuidados intensivos fundamentalmente. De hecho, pasamos de 26 camas críticas a más de 50, lo que nos ha permitido sostener a toda la región y recibir a pacientes derivados de otras regiones”, añade.
En un escenario donde el coronavirus no se detiene, el médico sostiene que si bien se han realizado los esfuerzos necesarios para aumentar la capacidad, el hospital se ha visto fuertemente exigido en los últimos días.
“La última semana, pese a la expansión de cupos críticos, nos vimos sobrepasados y tuvimos que trasladar nuestro primer paciente a otra región. Si bien estamos en una red integrada, en una situación de alta exigencia como la que se prevé, las personas deben entender que todos los hospitales estarán con alta demanda, por lo que las opciones de derivación se reducen y solo dispondremos de nuestra capacidad local”, declara.
Más allá de los recursos que se puedan disponer, el doctor Salinas aclara que el foco debe estar puesto en la prevención, ya que los cálculos sobre posibles contagios tras las fiestas de fin de año no son alentadores.
“Para ese escenario nos estamos preparando, pero eso no tiene sentido si las personas no se cuidan: la incubación de este virus va de los tres a los 14 días (y en promedio siete). Si sacas la cuenta entre Navidad y Año Nuevo hay justo siete días, quiere decir que mucha gente que se contagie en Navidad va a contagiar a quienes abracen en el Año Nuevo, y ese es el riesgo”, anticipa.
Ventajas y desventajas
El epidemiólogo y académico de la Universidad Santiago de Chile (Usach), Christian García, afirma que la pandemia por SARS-CoV-2 en la Región de Ñuble aún no se ha controlado y mantiene un aumento constante de contagios en algunas comunas, lo que consideró como un riesgo ante la llegada de una eventual segunda ola de casos, tal como lo advierte el Ministerio de Salud.
“Para que haya una segunda ola hay que controlar la primera, y especialmente en la Región de Ñuble eso no se ha visto, lo que se ha visto es que se ha desplazado la curva a distintas partes del territorio. Hay comunas que han tenido sus peak, luego han bajado, pero después han habido otras las que han aumentado y bajado y hacen que la región se mantenga en un constante aumento de casos y contagios. De hecho, se ha estado acelerando los contagios en este último tiempo, lo que lo hace preocupante”, explica.
Enfatiza que para enfrentar un incremento explosivo de contagios por coronavirus es necesario cortar a tiempo la cadena de transmisión, y para ello se requiere de la colaboración de las autoridades locales, municipios y la Seremi de Salud. Está última debe focalizar la mayor cantidad de recursos para encontrar los contagios rápidamente, identificar a sus contactos si es posible dentro de las primeras 24 horas y someterlos a cuarentena.
“A diferencia de la primeros peak que vimos en abril, mayo y junio, ahora tenemos un sistema de trazabilidad que si bien no está cumpliendo con los estándares requeridos, al menos está armado y nos va a permitir encontrar la mayor cantidad de contactos. Eso ayuda a cortar la cadena de transmisión”, dice el experto.
Una de las ventajas principales, si llegara a registrarse una segunda ola de contagios, es la experiencia y los conocimientos obtenidos en este tiempo para abordar la enfermedad que en un principio era desconocida.
“Las fortalezas que tenemos ahora es la experiencia, sabemos mejor cómo manejarlo clínicamente, sabemos que se aceptan ciertas maniobras, ciertas formas de tratar a los casos que son más graves y eso es importante. Lo otro que aprendimos de la peor manera es que hay que someter las zonas a cuarentena lo antes posible, de manera anticipatoria y no esperar a que aumenten mucho los casos, sino que hacer medidas anticipatorias a nivel poblacional y apoyar a la población, y eso lo aprendimos porque no lo hicimos la primera vez”, destaca.
“Lo otro que aprendimos y es fundamental es la trazabilidad, detectar rápido y encontrar a los contactos de manera rápida y someterlos a cuarentena para cortar la cadena de transmisión, y eso también lo aprendimos de la peor manera, con una mala experiencia”, agrega el epidemiólogo.
El académico de la Usach destaca que el equipamiento de los hospitales y la conversión de camas críticas son puntos a favor, aunque la red asistencial se debe seguir potenciando, sin dejar de lado a los funcionarios de salud que tras nueve meses trabajando jornadas intensas hoy están extenuados, por lo que aseguró que al reducir los contagios se flexibiliza la carga de trabajo a estos profesionales.
“Se potenciaron todos los hospitales, las camas críticas, se hicieron más intensivos los turnos y eso me pareció bien dentro de todo, a pesar de que pueda haber algún problema con los traslados a regiones de los casos más graves y con la ventilación mecánica, y esa coordinación ya está bien, ya hay experiencia en eso, por lo tanto, hoy si es que llegáramos a una situación similar o peor incluso, al menos estamos más preparados e término de que ya vivimos eso una vez y no va a ser una sorpresa, no tenemos que estar haciendo las cosas por primera vez porque ya hay un camino recorrido, por tanto, creo que esas son las cosas positivas. Creo que es necesario aprender de esos errores, de la experiencia y no cometerlos nuevamente para evitar que colapsen los hospitales”, indica.
García subraya que es difícil determinar cuándo y cómo será la magnitud de la segunda ola de contagios de coronavirus. Lo que sí aseguró es que “si nosotros estimulamos a que la gente se siga juntando de manera masiva esto va a ocurrir”, por lo que reiteró el llamado a permanecer en los hogares, evitar las actividades que no son necesarias, incluyendo los viajes y el turismo, con la finalidad de evitar contagios. Además, brindar ayuda social a las personas que por las restricciones no pueden salir a trabajar o buscar el sustento diario. “Si lo logramos controlar desde esa perspectiva no tiene por qué ocurrir una segunda gran ola tan compleja”, sentenció.
Más personal y educación
Para el presidente regional del Colegio Médico (Colmed), Juan Pedro Andreu, la llegada de una eventual segunda ola de contagios sería un gran desafío debido a varios aspectos, como el agotamiento del personal y la falta de capacitación para asumir diferentes funciones a raíz de la contingencia.
“La desventaja principal son los trabajadores de la salud que están cansados, muy agobiados por la situación de salud de ellos y su familia, ya llevamos más de 100 muertos que son trabajadores de la salud, 19 médicos, por lo tanto, enfrentar un desafío así va a ser complejo. Desgraciadamente no se ha hecho el esfuerzo en capacitar a la gente para pensar en una segunda ola asumiendo puestos de trabajo diferentes, y tampoco tenemos claridad respecto a cómo se pretende vacunar a la gente si es que llega a existir la vacuna”, explica
Pese a que considera positivo el aumento de ventiladores mecánicos, fue tajante al señalar que la pandemia no se derrota dentro de las unidades de cuidados intensivos, sino que en los domicilios.
“Si no entendemos que evitando salir de la casa, evitando las aglomeraciones, ocupando mascarilla, lavándose las manos, guardando la distancia física adecuada, hasta que no esté un grupo importante de la población vacunada o exista un tratamiento específico no va a servir de nada tener ventiladores, porque no va a haber gente para poder utilizarlos de forma adecuada en los hospitales. Desgraciadamente han aumentado las camas, los equipos pero no el personal”, indica el presidente regional de Colmed.
El doctor Andreu manifiesta que es fundamental educar a la población sobre las medidas de autocuidado para evitar contraer el virus y contagiar al resto, ya que es una forma de ayudar a contener la pandemia.
“Reforzar la educación dentro de los domicilios y dotar a la Atención Primaria de Salud (APS) de más herramientas para realizar un adecuado testeo, trazabilidad y aislamiento de los pacientes. Si no entendemos que esa es la única forma de contener la pandemia es que no hemos entendido nada estos últimos meses y desgraciadamente vemos que programas de apoyo a la APS, como el programa CuiDA se quedaron sin presupuesto y desaparece dentro de la región, por lo tanto, cada día va a ser más difícil hacer un adecuado testeo, trazabilidad y aislamiento. Ojalá que la APS pueda mantener el soporte de la patologías crónicas, la morbilidad pero también pueda asumir, como lo ha hecho hasta ahora, la segunda ola con el enfoque de realizar mucha más trazabilidad y aislamiento”, expresa.
Texto: Antonieta Meleán| Susana Núñez