Ñuble espera mantener a raya los incendios forestales tras la baja en la pasada temporada
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La temporada de incendios forestales 2023-2024 en Ñuble anotó una baja 31,9% con respecto a los eventos del periodo 2022-2023. Mantener esa cifra en descenso, es lo que esperan los equipos de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y la Corporación Chilena de la Madera (Corma), quienes durante el año han realizado acciones preventivas para disminuir la ocurrencia de los siniestros, articulando los recursos necesarios para mitigar su poder de expansión.
De cara a los meses venideros, la probabilidad de incendios forestales adquiere mayor relevancia debido a que las condiciones climáticas propician la propagación de éstos, por esta razón, ya se han efectuado coordinaciones con los equipos frente a la nueva temporada (octubre 2024 a mayo 2025).
“Ya hemos sostenido reuniones para planificar la temporada de incendios forestales, como un Cogrid preventivo realizado en dependencias de Senapred el pasado 24 de septiembre con distintas carteras e instituciones. Sabemos que el trabajo preventivo genera acciones para que no pasemos por los incendios forestales que afectaron a la región hace dos años, pese a que en la última temporada hubo una reducción de un 31,9%.”, confirma el delegado presidencial de Ñuble, Rodrigo García.
Los factores climáticos condicionan el régimen de incendios en la Región de Ñuble, por lo que son esenciales los análisis meteorológicos en la preparación.
De acuerdo a lo expuesto por Martín Jacques Coper, doctor en Climatología y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, Ñuble y, en general, la zona centro-sur, ha experimentado un secamiento y un aumento de la temperatura sostenido, al menos desde 1980 hasta la actualidad.
“Como muestran estudios recientes, en este periodo Ñuble ha exhibido también un aumento de eventos meteorológicos extremos como las olas de calor. Si consideramos olas de calor con un umbral de intensidad de 30ºC, es muy notorio este fenómeno en el valle central de esta macrozona. Adicionalmente, en los últimos años se ha superado sucesivamente los valores récords de temperatura máxima, con registros sobre los 41ºC en Chillán. Como mostramos en investigaciones científicas, las condiciones meteorológicas extremas asociadas a tales días son factores de muy alto riesgo de incendios de proporciones en esta zona”, detalla.
Es así que los episodios de calor extremo acompañados de viento intenso conformaron el marco para el desarrollo de incendios de complejidad, como fue el caso del incendio de Ninhue, “Casablanca 3”, en 2023, el denominado “Santa Gertrudis”, en el mismo año, con afectación en las comunas de Quillón y Ránquil, o el siniestro en San Nicolás, “Huampuli”, en 2017.
De acuerdo a proyecciones para los próximos meses en el territorio y cómo éstas podrían eventualmente influir en la propagación del fuego, el docente explica que durante esta temporada existe mayor material vegetal combustible debido a las lluvias anteriores, el que, al secarse, en las próximas fechas representa un riesgo para los siniestros.
“La Dirección Meteorológica de Chile anuncia condiciones relativamente secas y tardes cálidas para los meses venideros. En Ñuble, donde hay profuso combustible disponible (especialmente relacionado con vastas y uniformes plantaciones forestales de especies exóticas, propensas al fuego), el régimen de incendios está limitado por condiciones climáticas y meteorológicas, principalmente. En el contexto del pronóstico estacional mencionado, dicho combustible se va secando paulatinamente hacia el verano, lo que aumenta finalmente el riesgo de incendios”, explica Jacques.
Desde Conaf, para el verano de la temporada 2024-2025 se proyecta el establecimiento del fenómeno climático de La Niña, asociado a condiciones secas en Ñuble, lo que puede ser aminorado por la humedad proporcionada por las últimas lluvias en la región.
“Este contexto anticipa un mayor grado de alerta ante incendios forestales a medida que se desarrolle el verano, tomando en cuenta que el registro reciente de precipitaciones impide la propagación rápida del fuego, particularmente a inicios de la primavera. Los pronósticos han ido variando, donde la influencia de La Niña debería llegar a fase neutral en la segunda mitad del verano”, adelantó la directora (s) de Conaf, Norma Pérez.
Prevención
La región continúa enfrentando el desafío de los incendios forestales, un fenómeno que no solo pone en riesgo la vida de las personas, sino también la infraestructura y el medio ambiente. A lo largo del año, las autoridades, junto a diversas comunidades y sectores, desarrollan un trabajo constante en la prevención y mitigación de estos desastres, con un enfoque integral y comunitario.
Uno de los trabajos se relaciona con la eliminación de combustible vegetal (cortafuegos). Se tienen programados 352 kilómetros en la región, distribuidos principalmente en comunas con mayor ocurrencia.
Asimismo, las comunidades preparadas juegan un rol crucial en este proceso, ya que son ellas quienes mejor conocen su territorio.
“Han tenido un rol primordial en el análisis de riesgo y generación de planes de protección comunitario, entregando el conocimiento de su territorio, promoviendo y gestionando la prevención y mitigación de incendios forestales, además de generar alianzas estratégicas en los territorios”, añade la directora.
En las escuelas de la región, la prevención también es un tema prioritario en torno a los planes de protección para establecimientos. “Capacitación de los profesores relacionada con educación ambiental enfocada a la prevención de incendios forestales”, complementa.
Además, Conaf mantiene un programa de manejo de desechos agrícolas, trabajando en tres comunas -Yungay, Pemuco y El Carmen- con beneficiarios directos, entregando herramientas alternativas al uso del fuego, como es la incorporación de rastrojos, focalizado en las zonas de interfaz.
Conscientes de la creciente amenaza que representan los siniestros, la Corporación Chilena de la Madera (Corma) ha intensificado sus esfuerzos en la región de Ñuble a través de un enfoque integral, que combina prevención social y construcción de infraestructura para reducir los riesgos.
En el ámbito comunitario, Corma lleva a cabo un trabajo de prevención social en colaboración con las escuelas rurales y las comunidades. Esto incluye la capacitación en educación ambiental y prevención de riesgos, además de establecer una estructura preventiva.
“Hacemos capacitaciones a escuelas rurales, hacemos operativos puerta a puerta en villorios. Estamos participando también con la red de comités en Ñuble y, por otra parte, las empresas Corma tienen más de 20 mil kilómetros de infraestructura de prevención que se mantiene todos los años y que van aumentado. Eso entiende como cortafuego, corta combustible, fajas de orillas de caminos a orillas del tren, canales de regadío y del tendido eléctrico. En Nueva Aldea generamos un anillo perimetral de 700 metros para que nunca más tengamos un incendio que pueda amenazar un complejo industrial. También generamos anillos en los campamentos forestales y canchas de madera, generamos estos anillos que tienen un combustible más liviano o definitivamente no tienen como medida preventiva”, comenta el presidente de Protección del Bosque Corma, Ramón Figueroa.
Despliegue para el combate
Conforme a la experiencia, el gobierno ha aumentado sus recursos para enfrentar la nueva temporada con el objetivo de mejorar las condiciones de control de las emergencias.
En el Programa Manejo del Fuego se incluyen recursos por $126.493 millones, lo que permite consolidar el crecimiento de 28% alcanzado entre 2023 y 2024, asociado a la incorporación en el presupuesto regular del plan preventivo de los incendios forestales.
“En nuestra región este incremento se reflejó en la adquisición de insumos, más brigadistas y una robusta estrategia de prevención comunitaria. Gracias a ello, hoy contamos con 19 brigadas, incluso una de ellas para el combate nocturno de incendios, se aumentó la capacidad de recursos motorizados para el combate de incendios entre helicópteros, camiones cisterna y aviones cisterna. Además, la implementación de una estrategia de combate total a los focos de incendio y la colaboración de privados permitió aumentar en un 30% los recursos disponibles. Todo esto significó que este año no tuvimos grandes incendios forestales, lo cual esperamos repetirlo esta nueva temporada”, sostiene el seremi de Agricultura, Antonio Arriagada.
Desde Conaf detallan que los recursos que dispondrá la región esta temporada son los siguientes: 14 brigadas terrestres con disponibilidad de agua, 2 brigadas mecanizadas (Skidder), 2 camiones aljibe y 2 brigadas helitransportadas, sumando 20 brigadas regionales, número igual que la temporada pasada, con la salvedad que aumentó la dotación de personal que cumple funciones de combate, llegando a las 200 personas.
Respecto a las aeronaves, se mantienen los recursos, 2 aviones Air Tractor, 4 helicópteros y un avión de coordinación.
En la región ya se encuentra operativa una brigada con asiento en Chillán, además, está en proceso el segundo ciclo de capacitación donde se incorporan 6 brigadas, y a fines de octubre se dispondrá de 15 brigadas operativas en la región. El proceso de capacitación culmina a inicios de diciembre, completando los 20 recursos.
Por su parte, Corma contará con 138 recursos para la temporada 2024-2025 en la región de Ñuble, menos que el periodo anterior 2023-2024 cuando fueron 145, entre aeronaves, brigadas, aljibe, entre otros.
Balance de temporadas
De acuerdo a las estadísticas proporcionadas por Conaf, en la temporada pasada 2023-2024, hubo 406 incendios forestales, concentrados principalmente en la provincia de Diguillín (211), lo que representó una baja de un 31,9% respecto a 2022-2023 y comparada con el promedio del quinquenio (cinco temporadas anteriores al periodo actual) tuvo un descenso del 22,8%.
En relación al nivel afectación, se constató una disminución de 98,6% de hectáreas consumidas por el fuego entre la pasada temporada (826,31) y la antepasada, y de la misma manera con el promedio del quinquenio, diferencia que fue de un 94,5% menos de afectación.
De los 406 incendios forestales ocurridos en la temporada 2023-2024, la Unidad de Análisis y Diagnóstico investigó un total de 265 incendios, revelando que las causas en su mayoría fueron negligentes (195), seguidas de las accidentales (35) y por último, las intencionales (34). Haciendo un desglose de las causas, se tiene que las que más se repiten son: quema de basura residencial o desechos vegetales (36), quema no avisada con fines de limpieza en canales, cunetas, cercos o caminos (en predios particulares o públicos) que se propaga libre y sin control (31), acciones asociadas a fumar (30), quema no avisada de desechos forestales que se propaga libre y sin control (20) y en 34 incendios forestales no se identificó la motivación.
Por otra parte, Corma también reporta un descenso en la superficie afectada entre el periodo 2022-23 y el 2023-24, pasando de 57.158 hectáreas a 824.
“Las regiones que bajaron la mayor ocurrencia de incendios fueron Biobío, Ñuble y Maule, porque hubo un fuerte trabajo público- privado para hacer mucha prevención y combate muy coordinado. La Corma pasó las 200 cámaras robots nuestras a Conaf para que también viera los incendios del principio, por lo tanto, estamos en un proceso muy bueno de integración de recursos, que permitió que con los mismos recursos seamos mucho más contundentes de lo que éramos antes”, explica Ramón Figueroa.