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Protagonistas de un ranking de adicciones es el que ostenta Ñuble, según el estudio que realizó el Senda a nivel nacional durante el año 2018 y cuyos resultados se entregaron hoy.
El informe, que midió el consumo de cinco productos considerados como drogas, ubica a la región sobre la media nacional en ingesta de alcohol, por parte de la población en general, con una prevalencia del 51,7%, considerando que la tasa país es de 48,8%.
Es más, dentro de las cifras que se manejan en la Intendencia, el 55% de los encuestados que aseguraron haber consumido alcohol en el último mes, declararon tener un consumo problemático de este tipo de bebidas.
Además, la nueva región encabeza el consumo de analgésicos sin receta médica, con el 2,1%, siendo seguida por las regiones Metropolitana, con el 1,8%; y la de Arica y Parinacota, con el 1,5%, en contraste con una realidad país que promedia una prevalencia del 1,2%.
En el país, la droga más consumida es el alcohol y su ingesta registró un aumento en siete regiones, desde el último estudio realizado en 2016, siendo el año pasado la primera vez que se evaluaba a Ñuble, puesto que antes las cifras exhibidas en la región se incluían en las tasas de la del Bío Bío, que ahora sin Ñuble, bajó sus porcentajes de ingesta de alcohol de un 40,1% a un 37%, quedando bajo la media nacional.
“En el país hubo una baja del 12% en el consumo de marihuana, pero hoy tenemos un consumo muy alto de alcohol, y eso nos obliga a trabajar con mayor intensidad en el día a día”, dice la directora regional del Senda Ñuble, la trabajadora social Carmen Gómez.
La estrategia que se persigue es la misma que se ha utilizado en combatir el consumo de cannabis, esto es, realizando intervenciones transversales y numerosas campañas en escuelas, colegios y liceos, además de empresas, todo esto con la ayuda de los organismos del gobierno regional, las gobernaciones, municipalidades y diversos actores de las fuerzas sociales.
“Pero el llamado es también a las familias, para que puedan colaborar con el trabajo que hemos estado haciendo en programas como el Elige Vivir sin Drogas, que precisamente, pone a la familia como el pilar fundamental, el buen uso del tiempo libre y nuestra meta es bajar estas cifras en dos año más”, añadió la directora, quien expuso estas cifras en la Intendencia durante la mañana de hoy.
Percepción de riesgo
Para analizar las causas de estas cifras es clave medir el acceso a estas sustancias por parte de los menores de edad, que en los últimos años han demostrado un inicio más temprano y un aumento de presencia femenina en este fenómeno.
Aunque ese estudio, el del consumo de drogas, tabaco y alcohol, en adolescentes, tendrá datos que serán públicos en 2020, para el Gobierno, una de las claves para entender y abordar este punto ha sido trabajar en la percepción de riesgo que la juventud hace sobre estas sustancias.
De hecho, el intendente, Martín Arrau, junto con lamentar el gran consumo de alcohol que se aprecia en Ñuble, se mostró optimista por las cifras de consumo de marihuana en la zona, que tiene a Ñuble, con un 11,7% de prevalencia, por bajo la media chilena que arrojó un 12,7%.
“Nos alegra que se esté rompiendo la tendencia del consumo de marihuana que ya empieza a bajar, y eso se debe a dos factores, en primer lugar porque aumenta la percepción de riesgo del consumo de la marihuana, hay mayor información sobre sus efectos; y por otro lado, es porque la oferta también ha ido disminuyendo”, dice Arrau.
La autoridad regional atribuyó a lo anterior no solo al trabajo de las policías y la persecución penal de los infractores de la Ley 20.000, sino que insistió en la importancia que reviste en este trabajo la intervención de las familias.
“Hay que trabajar con la gente de Ñuble, demostrar, ahora que el consumo de alcohol es problemático para la salud de ellos, es un problema para sus familias y para toda la sociedad porque generan accidentes de tránsito, problemas familiares y toda una dinámica muy negativa, de la que ahora tendremos que hacernos cargo”, añadió.
Se registró otra cifra local que está por debajo del promedio nacional y es la del consumo de tabaco.
Mientras en Ñuble, un 19,6% admiten fumar, quienes lo hacen a nivel país son el 21,2%.
La salud mental
El sicólogo clínico Carlos Pincheira, si bien coincide con el intendente Arrau, en que un trabajo de educación y las campañas comunicacionales permiten crear una mayor conciencia respecto al consumo de la marihuana, “no será tan fácil manejar esas mismas estrategias con el consumo del alcohol o los analgésicos”, asegura.
Dentro de su análisis apunta que mientras la venta de marihuana está penada por la Ley y su autocultivo aún no está legalizado, “no pasa lo mismo con el alcohol, que lo venden reglamentariamente en cualquier parte, que no sea cerca de establecimientos educacionales, y por otra parte, mientras los analgésicos se sigan vendiendo en tiras, siempre estarán dando vuelta en los botiquines de cada casa, y la gente los usará siempre que crean necesitarlos”.
Ya en el terreno de las cifras, y en especial las de Ñuble, para Pincheira el que la región tenga una alta tasa de cesantía y ruralidad se asocia indiscutiblemente con el consumo de alcohol, marihuana y ansiolíticos.
“Y la prueba de ello es lo que se ha visto, en términos de descontento, de postergación de un segmento importante de gente, en todas estas manifestaciones que ha habido en todo el país, y que nos puso sobre la mesa un problema terrible que hasta el momento no se le daba la importancia que realmente merece, como es la salud mental”, explica.
Conforme a su experiencia, “la mayoría de los casos críticos que me ha tocado tratar por consumo excesivo de alcohol o de ansiolíticos es por personas que cayeron originalmente en un profundo cuadro de depresión, el que se puede gatillar por múltiples factores, entre ellos a causa de la cesantía y por fuertes problemas sociales y económicos”.
Una última observación en el tema del alcoholismo, lo vuelve a hacer la directora del Senda.
“Aún tenemos en Ñuble demasiados locales con patente de expendio de bebidas alcohólicas, que supera lo recomendado por la OMS. A esto se debe añadir la cantidad de clandestinos de alcohol o gente que lo vende sin permiso alguno, especialmente en los sectores rurales. En definitiva, se nos viene una ardua tarea, pero si contamos con el apoyo de todos los sectores de la sociedad, se puede superar”, remarca.