Ñuble define su mapa electoral en medio de una compleja negociación parlamentaria

A solo semanas de que venza el plazo legal para inscribir candidaturas parlamentarias, la política chilena se encuentra en una carrera contrarreloj.
En medio del reacomodo que supuso el sorpresivo triunfo de Jeannette Jara en la primaria presidencial oficialista, y del remezón que provocó en la oposición, las definiciones parlamentarias han entrado en su fase más tensa. El telón de fondo: un sistema electoral proporcional, el voto obligatorio y una ciudadanía despolitizada, pero decisiva.
En ese contexto, Ñuble se convierte en un caso emblemático. Con apenas seis cupos disponibles para diputados por pacto en el distrito 19 (donde se eligen cinco), la lucha entre partidos será feroz.
La fórmula nacional -si es que se concreta una o más listas por sector- determinará las posibilidades reales de los nombres que hoy comienzan a sonar para competir.
Centroizquierda: entre la unidad y la sobrepoblación de candidatos
La primera interrogante en el oficialismo es si finalmente la Democracia Cristiana se sumará a la lista única parlamentaria. Su decisión se conocerá el 26 de julio, en una Junta Nacional que podría marcar el destino de un partido que ha ido perdiendo influencia de manera sostenida desde la última década.
“La DC está al borde de desaparecer si no logra los mínimos exigidos por ley”, advirtió su vicepresidente, Francisco Huenchumilla, quien aboga por un pacto amplio con las fuerzas de centroizquierda. A él se suman figuras como Yasna Provoste, Eric Aedo y los alcaldes Claudia Pizarro y Gustavo Toro, quienes insisten en una alianza con programa común y lista parlamentaria unificada.
Dicha postura es compartida, además, por bases de todo el país, como es el caso de Ñuble, donde en una Junta Regional autoconvocada, presidentes comunales y delegados ante la Junta Nacional le brindaron su respaldo a la candidata del oficialismo y a la lista unitaria de centro izquierda.
Por ahora, la candidata presidencial Jeannette Jara continúa su despliegue en terreno, confiada en los resultados que la posicionan primera en las encuestas de primera vuelta (39% en la última medición de Data Influye).
Sin embargo, la configuración de las listas podría condicionar fuertemente la gobernabilidad futura, sobre todo, si el oficialismo no logra una mayoría en el Congreso.
En Ñuble, el panorama oficialista refleja la tensión nacional: demasiados nombres para muy pocos cupos. De concretarse una lista única, las colectividades deberán negociar intensamente, pues partidos como el PS, PPD, PC, FA y PR tienen ya precandidatos definidos, y aún falta sumar (o descartar) a la DC.
Algunos de los nombres que se barajan en la región son:
Partido Socialista, Francisco Crisóstomo; PPD, Scarlet Hidalgo, Paulo de la Fuente, Ignacio Marín; Partido Radical, César Riquelme; Partido Comunista, Marta Carvajal, Cecilia Palacios; y Frente Amplio, Erick Solo de Zaldívar, Claudio Ferrada y Valentina Pradenas.
En la Democracia Cristiana cohabitan dos almas: quienes respaldan que Felipe Camaño (quien es independiente pero fue elegido en cupo DC) vaya a la reelección, y quienes anhelan traer de vuelta al exdiputado y exmilitante, Jorge Sabag, quien ‘coquetea’ actualmente con Demócratas y Chile Vamos. Todo esto, en el caso que el partido se sume al pacto.
El dilema es claro: una lista única puede optimizar los votos y favorecer la elección de más diputados (actualmente solo cuentan con uno de cinco), pero obliga a excluir nombres. En cambio, dividirse en dos listas -una de Socialismo Democrático y otra de PC/FA- podría permitir mayor representación interna, aunque con el riesgo de quedar subrepresentados por la dispersión del voto.
Oposición: el espejismo de la unidad y las dos derechas (más el PDG)
Si en el oficialismo el objetivo es la unidad, en la oposición el proceso parece ir en sentido contrario. Aunque en un principio se hablaba de una posible lista única de Chile Vamos con Republicanos, hoy el escenario más probable es la presentación de tres listas: la de Chile Vamos (RN, UDI y Evópoli, más eventualmente Demócratas y Amarillos); la de la Nueva Derecha para Chile (integrada por Republicanos, PSC y Nacional Libertarios), y la del Partido de la Gente (PDG).
El presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, fue tajante al descartar una alianza parlamentaria con Chile Vamos. En cambio, pidió a esta coalición que incorpore a Amarillos y Demócratas en su propia lista.
“Nosotros ya estamos con la Nueva Derecha. Ahora es el turno de ellos”, dijo. Esa estrategia busca ampliar la base opositora sin diluir la identidad republicana.
Desde Ñuble, la diputada Sara Concha, presidenta del Partido Social Cristiano (PSC), confirmó que su colectividad mantendrá una lista propia con Republicanos y Nacional Libertarios.
“Es inviable un pacto con Chile Vamos. No compartimos su forma de hacer política. Nuestra apuesta está con José Antonio Kast y una nueva derecha fortalecida”, sostuvo.
Este diseño tensiona a Chile Vamos, especialmente a la UDI, cuyo liderazgo presidencial con Evelyn Matthei enfrenta un estancamiento en las encuestas. La presión crece para abrir espacio a Demócratas y Amarillos, ambos sin representación parlamentaria, pero con influencia mediática. RN ya deslizó que la UDI debería “mostrar generosidad” y ceder parte de sus cupos.
Sin embargo, cada partido querrá proteger a sus figuras. RN y la UDI tienen hoy 20 diputados cada uno y su prioridad es aumentar esa cifra, no reducirla para acomodar a exDC como Ximena Rincón o Jorge Sabag.
En Ñuble, los nombres opositores que más suenan son:
Renovación Nacional, Frank Sauerbaum, Carlos Chandía, Patricio Caamaño y Roger Cisterna; UDI, Marta Bravo y Cristóbal Martínez; Evópoli, por definir; Demócratas, Jorge Sabag (por confirmar); Amarillos por Chile, aún sin definiciones; Partido de la Gente, Cliff Henríquez, Daniel Godoy, Héctor Guzmán, Miguel Chávez y Jeniffer Salazar; Partido Republicano, Diego Sepúlveda, Jorge Luis Sánchez; Partido Social Cristiano, Sara Concha; Partido Nacional Libertario, en proceso de definición.
El Partido de la Gente, pese a su baja en encuestas, planea competir con lista propia. Mientras tanto, Evópoli aún no define candidatos en la zona, y los cupos para Demócratas y Amarillos dependerán de lo que se acuerde a nivel nacional.
La presidencial como telón de fondo
El futuro de las listas parlamentarias no solo definirá la representación en el Congreso, sino que será determinante para la segunda vuelta presidencial. En la centroizquierda, las encuestas que manejan muestran un posible “empate técnico” entre Jara y Kast, mientras que Matthei aparece en un tercer lugar con menos opciones.
Por eso, la estrategia de Chile Vamos se ha volcado a “capturar el centro” desencantado con la izquierda, mientras evita confrontaciones con Republicanos.
La senadora Paulina Núñez (RN) lo resumió así: “La elección no se gana atacando a Jara ni a Kast, sino mostrando qué representa Matthei”.
En el oficialismo, en tanto, la campaña de Jeannette Jara avanza sin mayores sobresaltos, pero sus posibilidades de éxito dependerán también de cuán coordinadas estén sus fuerzas parlamentarias.
“La lista única es clave si queremos gobernar con mayoría”, sostuvo esta semana el histórico PS Camilo Escalona.
Cuenta regresiva
Con el plazo fatal del 18 de agosto acercándose, la política chilena enfrenta días decisivos. En Ñuble, como en el resto del país, el diseño de las listas parlamentarias será más que un asunto técnico: será un test de unidad, visión estratégica y capacidad de ceder.
Si en la izquierda logran pactar sin fracturas, podrían consolidar su ventaja. Si la derecha sigue divida, podrían entregarle en bandeja el Congreso al progresismo. Pero en política, como en el ajedrez, todo puede cambiar en una jugada.
Por ahora, solo hay una certeza: en Ñuble, todos los partidos ya están en campaña. Aunque aún no sepan con quién competirán. Ni contra quién.