Señor Director:
Apenas logró sentarse en el sillón principal de la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, juramentó concentrar todos sus esfuerzos en intentar borrar del marco ejecutivo a la administración Trump y tratar de devolverle la normalidad a un país convulsionado. Esta promesa ha ido acompañada de la firma de más de 20 decretos gubernamentales en un tiempo récord de poco más de un mes, órdenes referidas al ámbito medioambiental, inmigración, fuerzas armadas y salud. Sin embargo, el síntoma inequívoco de que Estados Unidos volvió a la normalidad, fue cuando el pasado jueves el mandatario demócrata ordenó el bombardeo contra milicias pro iraníes en territorio de Siria, dando inicio a los ataques militares del 2021.
Lo que para muchos fue una sorpresa debido al perfil conciliador que mostró durante su campaña presidencial, se torna bastante esperable si es que se revisa el historial político de Joe Biden, ya que a lo largo de su carrera como Senador siempre se mostró a favor de la intervención militar en el campo internacional, así lo demostró cuando votó a favor de la mediación norteamericana en las guerras yugoslavas (1999), donde se enviaron tropas a la península de los Balcanes a través de la OTAN.
Posteriormente, en 2001, tras el atentado a las torres gemelas, fue uno de los principales incitadores del partido demócrata para que Bush concretara la invasión militar a Afganistán e Irak en 2002.
Claro está que Joe Biden no va a titubear en retomar la tradición estadounidense de hegemonía militar e intervención de acuerdo a sus intereses geopolíticos. Para él, es fundamental a la hora de recuperar esa “normalidad” tan ansiada
Héctor Gabriel Campos