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Señor Director:
Conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia no sólo se busca igualdad numérica, sino también que las mujeres sean fundamentales en el desarrollo de la ciencia junto con promover el acceso y participación de forma plena y en igualdad de condiciones.
Basta con recordar nuestra historia y preguntarse qué sería del desarrollo tecnológico sin la matemática Ada Lovelace; o de la medicina sin la física-química Marie Curie, y de la biología molecular sin la química Rosalind Franklin.
Sus caminos estuvieron llenos de obstáculos que sortearon con resiliencia, creatividad y paciencia, a pesar de ser víctimas de injusticias, muchas injusticias. Ellas y tantas otras abrieron el camino para la necesaria presencia de las mujeres en la ciencia, y contribuyeron a la consolidación del rol social de las científicas. Desde ese tiempo, hemos aprendido que la diversidad fortalece la investigación, transforma los enfoques para generar preguntas, aporta soluciones desde miradas únicas y produce nuevas áreas de estudios.
En nuestro país, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación tiene un plan de desarrollo para la equidad de género en ciencias. Aun así, todavía nos falta incentivar que las niñas puedan proyectarse al futuro como una Ada, Marie o Rosalind. Es necesario que las personas adultas les mostremos que ese es uno de los caminos para lograr una sociedad más justa y equitativa. Tal vez este 11 de febrero podamos, desde nuestra realidad, conversar y actuar sobre esto.
María Raquel Ibáñez
Directora de Investigación e Innovación Universidad del Alba