La semana antepasada se presentó en el Concejo Municipal de Chillán parte de un informe situacional de delitos e incivilidades, más un resumen con la actividad de Carabineros, la PDI y un balance general de la Seguridad Pública en Chillán.
Este informe, confeccionado con estadísticas de ambas policías, fue presentado por la Oficina Comunal de Seguridad, y dentro de sus contenidos incluye un mapa de calor con las zonas que más denuncias policiales han realizado, y a la vez las que más operativos concentran.
De sorpresa, poco, si se considera solo lo georreferencial, ya que –como se explica de manera literal en el documento- “ni han ingresado nuevas zonas ni tampoco han salido”, es decir “son las mismas (11 zonas) que en años anteriores”.
La sorpresa puede estar en las cifras. Los delitos en Chillán han bajado sobre un 47% respecto al año 2020, que ya tuvo una baja considerable respecto al año 2019.
Sin embargo, es en la propia Intendencia donde advierten que, al menos un 37% de esta disminución, obedecería a que Chile se encuentra en Estado de Excepción, por lo que la movilidad es menor y las restricciones para circular son mayores por el toque de queda y las etapas en cuarentena, lo que incluye una cantidad de controles vehiculares y de identidad, completamente inusuales.
Las 11 zonas rojas
Conforme al mapa de zonas y barrios con más procedimientos policiales y denuncias, destaca por el sector norte, la población Arturo Prat, en específico el cuadrante delimitado por las calles General San Martín, Calle Lircay, Flores Millán y Diego de Almagro.
En el sector oriente, tres cuadrantes. El primero, delimitado por las calles Avenida España, Hernando de Magallanes, Los Picunches y Los Puelches.
Una segunda área conformada por las calles Los Puelches, Reloncaví, Los Cóndores y la calle El Volcán.
Una tercera área se circunscribe entre las calles Cordillera, Laguna Puerto Rey, Central Panificadores y Cerro Termas de Chillán.
Estos tres conjuntos abarcan calles de las poblaciones Ampliación Purén, Jardines del Sur, Nueva Río Viejo, Rosita O’Higgins, Irene Frei, Óscar Bonilla, Lomas de Oriente, Los Volcanes y la Villa Shangrilá.
Por el lado sur, se marcaron los sectores ubicados entre las calles Huambalí, Rodrigo Quiroga, Barros Arana y Los Lingües; más la que registra límites entre Barros Arana, Nueva Sur, el límite rural poniente, y la calle Crisantemos.
Mientras que en el sector poniente de la ciudad, figuran cinco zonas de alto riesgo.
Por el lado de Ultraestación, se identifica como sector alto en denuncias y procedimientos, al que se enmarca en las calles Martín Ruiz de Gamboa, calle Lantaño, Ejército de Chile y Sepúlveda Bustos.
En el sector de la población Luis Cruz Martínez, se definió la misma situación entre las calles Arica, Zañartu, Cochrane y Simón Bolivar.
Finalmente, dentro de la población Vicente Pérez Rosales, se individualizaron cuatro áreas.La primera y menor en extensión es la villa Las Almendras, seguidas por el sector de Callejón Maipón.
Mientras que las dos zonas más amplias son las que se definen dentro la Avenida La Castilla, Martín Ruiz de Gamboa, Real Audiencia (continuación 5 Sur) y por el lado oriente las calles 3 Oriente y 2 Oriente; más la que se conoce como la “Villa de Los Dinosaurios”, circunscrita entre Los Corregidores Poniente, Martín Ruiz de Gamboa, Luis Arellano y el límite poniente no urbanizado que da al estero Las Toscas.
De todas formas, como sostuvo el coordinador regional de Seguridad Pública, más allá de la cantidad de hectáreas que abarcan estas 11zonas de riesgo delictual, “Chillán está lejos de ser una ciudad peligrosa o con calles tomadas por la delincuencia”.
Sin perjuicio de lo anterior, para el subcomisario Pablo Larrere, encargado de la Oficina de Análisis Criminal de la PDI Ñuble, el que en estos lugares se mantenga un constante registro de delitos, principalmente asociados al tráfico y microtráfico de drogas, es “porque se sienten seguros, tienen protección, tienen vías de escape. Recordemos que en los sectores que se indica en el informe comunal son barrios residenciales, por lo tanto podríamos presumir que algunos de sus autores residen en lugares cercanos, y por supuesto sin estigmatizar a las personas que viven en esos mismos lugares, donde la mayoría son personas de esfuerzo y trabajo. De hecho, gran parte de las denuncias anónimas provienen de esa gente trabajadora, cansada de la delincuencia”.
Sin embargo, y como se ha establecido hace décadas, en Chillán suele haber rotación de delitos e incluso de barrios por parte de los delincuentes, en especial, cuando ya se ha intervenido mucho algún lugar o se han aumentado los patrullajes gracias a las denuncias.
“El delito también forma parte de esas transformaciones, porque va mutando y eso tiene su justificación, ya que los delincuentes van buscando lugares donde se sientan seguros, más cómodos donde les brinden protección, y van ocupando técnicas para llevar a cabo sus ilícitos. Por lo tanto, a medida que las policías copan los lugares o intensifican patrullajes evidentemente los delincuentes se van cambiando de lugar buscando su zona de confort. No obstante, también existen lugares de interés policial que continúan siendo los mismos, donde ya hemos desarrollado investigaciones de diversos delitos, ya sea contra la propiedad, contra las personas, o por Ley de Drogas”, estableció el subcomisario.
Drogas y armas
Una vez más, para no caer en dobles interpretaciones, se debe aclarar que si por un lado las denuncias por delitos en Ñuble y Chillán han bajado considerablemente, por otro lado, la cantidad de droga incautada y la tasa de asaltos con armas de fuego son superiores a lo que en esta comuna se estaba habituado hasta el 2019.
Mientras la PDI definió este año, 12 sectores de venta de drogas en Chillán, lo que en 2020 generó 59 allanamientos y cinco este año; el Ministerio Público mantiene un trabajo de más de un año para recuperar las armas no regularizadas que hay en la Región.
En tanto, el OS7 de Carabineros ha trabajado en ir eliminando estos puntos de tráfico.Así lo plantea el capitán Juan Guzmán, jefe del OS7 de Carabineros, quien dice que “hemos podido reducir varios focos de comercialización de drogas a nivel micro, a los que nosotros definimos como bandas criminales, ya que, son organizaciones semi estructuradas, que no tienen un líder en particular y principalmente las integran clanes familiares, inclusive hay varios domicilios y focos de venta que se han intervenido en mas de una oportunidad y que en primera instancia fueron detenidos los padres y en la segunda intervención los hijos de estos”.
El OS7 ha incautado este año armas de fuego cortas y largas. En 2019 incautó 17, el año pasado fueron 19 y cinco este año.
Precisamente, ayer se produjo el primer enfrentamiento a tiros, entre delincuentes y Carabineros. Hubo dos formalizados por homicidio frustrado en contra de funcionarios en servicio.
Más estrategia que dinero
Entre el 2018 y el 2020 el Gobierno inyectó millonarios recursos para la Seguridad en Ñuble, lo que se “agradeció” bajando en más de un 58% los delitos violentos. Pero no hay más plata en camino.
Alan Ibáñez dice que “los recursos ya se entregaron y ahora lo que sigue es crear nuevas y mejores estrategias en prevención, pero acá es necesaria la colaboración de los municipios, de sus patrullas, de sus inspectores para que recojan y entreguen datos a Carabineros, y así diseñar los mecanismos necesarios para aumentar la seguridad, así al menos es como nos ha estado funcionando”.