No es la corrupción, es el Peronismo-Kirchnerismo
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Estando en varias ocasiones en Argentina, muchos colegas me han señalado que la historia de dicho país durante gran parte del siglo XX y XXI no se explica sin la presencia del Peronismo; por lo tanto, hablar sobre lo que es la historia de Argentina o lo que ha sido su evolución política, social y sobre todo cultural, pasa necesariamente por entender lo que ha sido el fenómeno del Peronismo en sus más variadas expresiones.
De ahí entonces que los últimos resultados de las primarias en el vecino país, no tiene solo una explicación, sea esta la pésima gestión que ha desarrollado el Presidente Mauricio Macri, su coalición Cambiemos y la derecha en Argentina; sino que también se requiere ampliar la reflexión para considerar el factor Peronismo en este proceso; aunque para ser más precisos cabría referirse al Kirchnerismo como controversia cultural y fenómeno histórico de los últimos 15 años.
En ese sentido, el Kirchnerismo sería, según algunos estudiosos, una continuación del Peronismo, mientras que para otros vendría siendo una etapa distinta o superior e incluso una corriente distinta. Lo cierto es que más allá de la controversia, el Kirchnerismo ha marcado y para algunos fracturado a la sociedad argentina, entre aquellos que se han situado en posiciones contrarias y opositoras y aquellos que lo defienden militantemente.
Es un hecho de la causa que el Kirchnerismo, encabezados por Cristina Fernández, ejerce un liderazgo incuestionable en Argentina. Su última movida fue tener la capacidad de convocar a prácticamente todo el Peronismo para levantar la candidatura de Alberto Fernández a la Presidencia. La fórmula Fernández-Fernández logró el pasado 11 de agosto un triunfo arrollador sobre la fórmula oficialista de Macri-Pichetto. Pero no fue solo aquello, el Peronimso-Kirchnerismo también se impuso en las elecciones legislativas y provinciales, con lo cual consolida su supremacía política a nivel nacional.
Se ha dicho que los argentinos han votado y apoyado la corrupción y las malas prácticas, en clara alusión a Cristina Fernández y algunos de sus socios políticos; lo que omiten, interesadamente esos críticos, es que del otro lado, desde el Macrismo y sus aliados, la corrupción también se hace presente.
En consecuencia, la corrupción no parece ser un tema “relevante” en el vecino país, es más, se asume que es transversal y no está focalizada en un solo sector; por lo tanto, el casi asegurado triunfo de la fórmula Fernández-Fernández tiene como trasfondo la mala gestión de Macri, su incapacidad para hacer un buen gobierno, pero por sobre todas las cosas que en Argentina la historia nuevamente ha demostrado que sin el Peronismo y ahora el Kirchnerismo, difícilmente se puede gobernar.