Fue el pasado 5 de febrero que el Juzgado de Garantía de Chillán resolvió acoger la solicitud de la fiscal Marcela Cartagena (regional de Biobío) de sobreseer la investigación por abusos sexuales que se ejecutaba en contra del exobispo de Chillán, Carlos Pellegrin.
El prelado, a su vez, mediante una carta, comunicó sobre la sentencia a sus superiores eclesiásticos y, conforme a sus palabras, dio por cerrada una “difícil etapa” de su vida.
Sin embargo, desde el mundo laical, manifiestamente inconforme y suspicaz con la determinación del Ministerio Público, por éste y otros casos más en los que se investiga a miembros de la Iglesia Católica por delitos sexuales, aclaró que el nombre del exobispo chillanejo sigue estando presente en otras carpetas vigentes.
Carlos Pellegrin, desde la ciudad de Santiago en la que ha permanecido trabajando para la Iglesia en labores de apoyo, accedió a conversar con LA DISCUSIÓN, toda vez que asegura tener “paz en mi cabeza pero también en mi corazón, y jamás, he guardado rencor hacia nadie”.
-¿Cómo interpreta este sobreseimiento porque no se pudo ubicar a las víctimas?
– Lo tomo con la misma humildad que tuve cuando se me notificó de la investigación. No se encontró, no porque no se buscara, ya que es una investigación de más de dos años, sino porque no he cometido ninguno de esos delitos por los que se me investigó y este sobreseimiento lo demuestra.
Por otro lado, me queda la tranquilidad de haber colaborado cabalmente con todo lo que se me pidió, siempre tuve una actitud abierta y transparente con la Fiscalía e hice todo lo posible para que esta investigación avanzara sin dejar nudos en el camino, ya que siempre busqué que se terminara llegando a la verdad.
-¿Es consciente que habrá muchos que tendrán reparos con la decisión de la Fiscalía?
Lógicamente, pero hay que entender que estamos hablando de un periodo que ha sido muy complejo y duro para la Iglesia por causa de todas estas investigaciones y acusaciones. No nos olvidemos que el propio Papa Francisco nos ha pedido colaborar con estas investigaciones por abusos cometidos al interior de la Iglesia, y yo mismo decreté la expulsión en algunos casos y entregué todos los antecedentes que me han pedido en otras investigaciones.
Pero insisto, y como comentaba al inicio de esta entrevista, tengo la consciencia y el corazón en paz.
-Sin causas en las que figure como imputado, ¿qué planes tiene para el futuro?
-Mi futuro dentro de la Iglesia, no es algo que decida yo. Sigo siendo obispo, pero no tengo obispado, y por el momento he colaborado en la Iglesia realizando otro tipo de actividades acá en Santiago, y con las que me encuentro muy a gusto de poder realizar.
Si se vienen cambios para mí, ya se me dará aviso en su oportunidad, por lo pronto, me mantendré haciendo estas colaboraciones y cuidando a mis padres, que gracias a Dios, aún tengo la bendición y fortuna de tenerlos conmigo.
-¿Cómo estuvo en lo emocional durante estos dos años de investigación?
-Fueron años complejos, eso no se puede negar, de mucha reflexión, pero también muy constructivos.
-Pero ¿siente que la Iglesia haya sacado lecciones de todo esto, de todas estas investigaciones y tras tantas expulsiones?
-La Iglesia siempre, desde sus inicios, ha cruzado por numerosas crisis, algunas muchos más graves que las actuales. Pero la misma historia nos ha enseñado que siempre se puede salir adelante.
Sin duda que hay mucho por mejorar, y esto que ha pasado y se ha ido revelando, es algo que también nos ha llamado a acelerar esos cambios y las órdenes que nos han llegado desde el propio Vaticano es ha hacer todo lo posible para evitar que la Iglesia se vuelva a ver envuelta nunca más en hechos tan graves.
-¿Ha seguido pendiente de Ñuble?
-Desde luego, y así será toda mi vida, no sólo en lo que al obispado se refiere, sino que como sociedad, por la cantidad de años que trabajé en esa hermosa región, el arraigo que se genera, el cariño, las vivencias y las experiencias se mantendrán por siempre conmigo.
-¿Pretende volver alguna vez?
-Insisto, eso no es algo que decida yo, si se refiere a volver como obispo. Además, que ya hay uno en Chillán.
Pero a modo personal, sin duda que quiero volver luego. Todavía tengo muchos amigos a quienes me gustaría visitar, una vez que termine esta situación sanitaria que nos tiene a todos complicados.
Líos económicos internos
Respecto a los conflictos por los métodos de financiamiento que desde el 2015, el entonces obispo Pellegrin había escogido para el Colegio Seminario Padre Hurtado de Chillán y otras investigaciones por manejos de fondos en el obispado, la actual administración eclesiástica también decidió cerrar la investigación abierta en contra de Carlos Pellegrin.
“Y eso es algo que también quisiera destacar, porque también se hizo una investigación en la que colaboré entregando todos los antecedentes que estuvieran a mi alcance y el resultado arrojó que no había ninguna situación extraña o fuera de lo normal que debiera ser investigada. Entonces, eso también es un tema con el que ahora también me siento en paz”.
La Carta de Pellegrin
Finalmente, el siguiente es un extracto de la carta enviada al episcopado por Carlos Pellegrin, una vez decretado el sobreseimiento.
“El pasado viernes 5 de febrero, el Juzgado de Garantía de Chillán oficializó y ejecutorió la resolución de sobreseimiento, dando por cerrado un proceso que se extendió por dos años y cinco meses. La absoluta inexistencia de los hechos denunciados, incluyendo a una supuesta víctima, ha llevado a la fiscalía a declarar la ausencia de delito y el correspondiente sobreseimiento definitivo y total. Desde el primer momento he estado a disposición de colaborar absolutamente con la investigación, pero nunca fui ni siquiera citado por la fiscalía. Un abogado penalista me representó durante el proceso y le estoy muy agradecido por su trabajo. Aunque la causa fue larga, cosa muy común en estos tiempos, hoy puedo agradecer al Señor por el feliz desenlace de un cierre definitivo.