Señor Director:
El reporte del Departamento de Análisis Criminal de Carabineros establece que, a junio de este año, se registran 25.591 detenidos por robo con violencia en el país, de los cuales 3.155 son niños, niñas y adolescentes (NNA). Un triste récord que nos debe movilizar como país no solo a la reflexión, sino que a actuar para ponerle coto a la participación de NNA en delitos de alta connotación pública.
Es preciso señalar que la delincuencia juvenil no es un fenómeno reciente, pero sí se observa una participación de menores deedad en delitos más violentos, lo que, a juicio de expertos, obedecería al “secuestro” de NNA por bandas de narcotraficantes o asociadas al crimen organizado.
Para prevenir eficazmente este fenómeno es urgente que la sociedad en su conjunto procure un desarrollo armonioso de los niños y adolescentes, y respete y cultive su personalidad basada en valores universales a partir de la primera infancia. Pero también se debe avanzar en la formulación de doctrinas y criterios especializados para la prevención de la delincuencia juvenil, considerando las leyes, los procesos, las instituciones, las instalaciones y una red de servicios.
Es evidente que la oferta pública no ha sido capaz de interrumpir la reiteración de las conductas antisociales de NNA. Tal y como establece la evidencia empírica, un alto porcentaje de menores de edad involucrados en trayectorias delictivas desisten de ella en la medida que se reintegran al sistema educativo formal o vuelven a vivir bajo el alero de familias con modelos prosociales, medidas que deben abordarse con la mayor premura y responsabilidad.
Harry Grayde K.
Director ejecutivo de World Vision