Una serie de notificaciones de advertencia ha debido entregar la Dirección de Inspección Municipal de Chillán a algunos canalistas que mantienen estos ductos sin la mantención y limpieza necesaria durante las época invernal, generando serios problemas de anegamientos en las viviendas aledañas.
Las conversaciones entre personal municipal y los canalistas se han reiterado en las últimas semanas, luego que representantes de los vecinos de algunos sectores rurales como Camino a Las Mariposas, Cato o Colliguay, extendieran sus quejas y solicitudes al consistorio, exigiendo medidas preventivas antes que comiencen las lluvias, que ya han dejado graves consecuencias en este tipo de sectores, años antes.
Conforme a lo que manda la Ley, las municipalidades tienen la obligación de limpiar y mantener solo aquellos canales, brazos de ríos o sumideros que se encuentren dentro del radio urbano.
Respecto de la ruralidad, en el artículo 90 del Código de Aguas, se establece que “la limpieza de un canal les corresponde a sus dueños”, quienes “deben mantenerlo en perfecto estado de funcionamiento”, rematando con el apercibimiento de “el incumplimiento de estas obligaciones hará responsables al o a los dueños de acueducto, al pago de indemnizaciones que procedan”.
Y en caso de no existir organización de usuarios, la responsabilidad de la limpieza y mantención del canal, le corresponde de manera individual a quienes utilizan el canal.
Por el momento, y a modo de respuesta a las quejas, desde la Dirección de Inspección, su titular, Lautaro Arias, explicó que “una de las atribuciones de este organismo edilicio es detectar de manera oportuna las deficiencias en el manejo y conservación de esteros y canales de regadío existentes en la comuna, denunciando a las Direcciones o Unidades Municipales y, a los Tribunales competentes si correspondiere, con tal de que se reparen, limpien, despejen, delimiten o ejecuten otras acciones necesarias para su adecuada utilización y con el objeto de evitar problemas a los vecinos”.
Considerando que para la municipalidad, los canalistas han sido actores colaborativos permanentes, en el gobierno comunal han evitado aplicar medidas coercitivas, como las multas. Por el contrario, han buscado formas de colaboración y apoyo para superar este problema.
“La prioridad es generar un trabajo conjunto con los canalistas con la finalidad de lograr que los cursos de agua estén en condiciones de operar de manera satisfactoria sin que se generen daños y perjuicios a la población con las crecidas”, añadió Arias.
Temor a las lluvias
Las imágenes que dejó el invierno de 2023, con crecidas de ríos y canales, que inundaron casas, se llevaron otras río abajo y estropearon huertas, bodegas y maquinarias, aún permanecen entre los vecinos de los sectores rurales de Ñuble.
En el caso del sector El Emboque, la dirigenta Luz Mujica, quien además lleva años peleando porque se enroque una parte del río Chillán no considerada por las obras del MOP, debe pelear por la mantención de los canales El Mono y el San Bernardo dos, “porque con los arreglos al río, ahora esas aguas caen a los canales, donde caen las aguas lluvias del camino, pero como no dan abasto, la gente se está inundando. Al final tenemos un enredo, porque los canalistas limpian su parte, pero el agua que queda en los colectores ya es materia del Serviu”.
Eugenia Betancourt, de Colliguay, añade que “nosotros estamos recibiendo toda el agua de los canales que hicieron en Rucapequén, y que recibe las aguas lluvias de las autopistas, de los cerros, lo que nos afecta todos los años. Luego intervinieron ese canal, para hacer unas parcelas y toda esa agua se viene donde nosotros vivimos, que es un lugar donde hay muchos adultos mayores”.
De todas formas, algunas cuadrillas municipales han estado colaborando, en ocasiones con personal de Obras Hidráulicas, para limpiar los canales, “pero lo que necesitamos es que los profundicen, porque si no, estaremos siempre con soluciones parche, como la instalación de tubos que nosotros mismo hemos instalado”, lamentó la dirigente.
