El tránsito por la ciudad ha llegado a un irremediable estado de congestión. Cada vez más se va ampliando la franja horaria en que trasladarse por Chillán es una aspiración no solo harto compleja, sino también molesta, y en ello contribuyen obras viales que son necesarias para enfrentar el problema, pero que debido a su retraso lo están profundizando.
Es lo que ocurre estos días con las ampliaciones de Huambalí y Diagonal Las Termas, que debían ser entregadas a principios de este año y aún mantienen trabajos pendientes y cortes de tránsito y desvíos que en nada contribuyen a mitigar los problemas de movilidad urbana que sufre la capital regional.
En ambos casos los reclamos de la comunidad llevaron al municipio a exigir al Serviu fechas concretas para el término, sin descartar recurrir a la justicia, a través de un recurso de protección como anunció el alcalde Camilo Benavente el pasado miércoles, en una entrevista con radio La Discusión.
Desde el gobierno local entienden que la causa no está en el mandante (el Servicio de Vivienda y Urbanismo), sino en la empresa que se adjudicó la licitación de los trabajos, lo mismo que en empresas de servicios de agua potable y electricidad. De hecho, lo más probable es que de concretarse el anuncio de acciones judiciales por parte de la municipalidad, vayan dirigidas a estas últimas.
Pero más allá de ambos casos, visibles y fastidiosos para la ciudadanía local, Chillán requiere implementar soluciones que no son de corto plazo, pero son estratégicas, como la planificación integrada e integral del uso del suelo urbano, la única forma de modificar tendencias históricas que han incrementado la segregación y las inequidades sociales y perjudicado la movilidad, sobre todo de los sectores de menores ingresos.
En este punto la actualidad es preocupante. Por ejemplo, la ausencia de un Plan Regulador Comunal actualizado que considere la vialidad requerida para el desarrollo armónico y sustentable de la ciudad complica la construcción de vías conjuntamente con los nuevos loteos emplazados en esas áreas territoriales.
Respecto a Alonso de Ercilla, Paul Harris, Vicente Méndez (ampliación) y la Avenida Circunvalación (vía que circunda toda la ciudad y que se extiende en más de 40 kilómetros), los avances son proporcionales a su complejidad y costos, es decir avanzan lentamente. De hecho, esos factores fueron determinantes para priorizar Huambalí y Diagonal Las Termas.
El problema de la vialidad local exige un mayor compromiso de los diferentes actores políticos que deben representar ante el nivel central la urgente necesidad de una planeación financiera especial para enfrentar este rezago, como también mayor severidad en las exigencias para los nuevos proyectos inmobiliarios, en cuanto a realizar obras de conectividad, estacionamientos y calles.
En los años venideros, la ciudad continuará su expansión territorial así como su densificación y con ello se agudizarán los problemas urbanos, de modo que salta a la vista que lo que necesita Chillán es un proyecto totalizador, con las prioridades bien puestas, sin complejos por los costos o la limitada influencia de nuestros representantes ante el nivel central para obtener los recursos que se necesitan.