“La envidia mueve el mundo”. La frase acuñada para la economía hace referencia al individualismo como tendencia sociológica que otorga primacía al individuo respecto de la comunidad a la que pertenece. La motivación de querer ser el primero y el mejor en todo siempre, para muchos se puede transformar en una fuente de energía virtuosa para mover los engranajes del progreso y el desarrollo de los países.
“El sueño americano”, que caracteriza a la principal economía del planeta, da cuenta de dicha realidad. En dicho ambiente las nuevas generaciones buscan incansablemente superar a sus predecesoras. Las Escuelas de Negocios más prestigiosas del planeta han formado a miles de agentes económicos que, a partir de dicha lógica, vuelven a sus países de origen para aplicar lo aprehendido, pero con resultados disímiles.
La diferencia entre un país desarrollado y otro que no lo es, tiene mucha relación con la existencia en el primero de la cultura del reconocimiento. El concepto de reconocimiento que propone Axel Honneth, perteneciente a la Escuela de Frankfurt, considera que el sujeto necesita del otro para construir una identidad estable y plena.
En este sentido, la Teoría del Reconocimiento de Honneth postula que la constitución de la integridad de las personas depende de la experiencia de recibir aprobación y respeto de otros. Es decir, la integridad de la persona humana depende constitutivamente de la experiencia del reconocimiento intersubjetivo. En un ámbito más práctico, si queremos alcanzar la paz social debemos desarrollar una interacción horizontal entre los individuos.
Las relaciones virtuosas se logran en la capacidad de asimilar el trabajo de un equipo de personas que comparten objetivos comunes. Consiste en la capacidad de ponerse en el lugar de los demás. Consiste en tender espacios de comunicación multidireccional. Significa darse el tiempo para conocer y reconocer a los demás.
En materia de desarrollo económico y productivo del territorio, la principal razón que explican los fracasos en materia de política económica y social se origina por una relación vertical entre los agentes. El centralismo; la relación unidireccional; la falta de comunicación; el individualismo; el protagonismo, entre otros, son las principales causas de la exclusión social. En término coloquial, la cultura del “ninguneo” es uno de los factores que atentan en contra de la efectividad de la política pública.
Chile es un referente en materia de crecimiento económico y reducción de la pobreza. Empero, el estallido social de octubre de 2019 centró la atención en los altos niveles de desigualdad. Un informe de la OCDE del año 2017 había advertido que el país se encontraba entre los países latinoamericanos más desiguales en cuanto a ingresos. La OCDE había determinado que, el 20% de la población más privilegiada, ganaba 10,31 veces más que el 20% menos favorecido. Es decir, las señales eran evidentes en términos de exclusión social y bajo nivel de reconocimiento a un segmento mayoritario de la población.
Si se acepta que en los errores se originan las oportunidades, la Región de Ñuble debe construir su modelo de desarrollo de la Región de Ñuble de forma horizontal. Es decir, reconocer las cualidades y capacidades de todos y cada uno de los agentes involucrados de la sociedad.