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Señor Director:
Me permito expresar mi preocupación y desacuerdo ante la creciente tendencia de involucrar a las fuerzas armadas en asuntos de orden público. Esta medida, a menudo presentada como una solución a los desafíos de seguridad, plantea una serie de dilemas que debemos abordar con precaución.
Resulta lamentable que en lugar de fortalecer nuestras instituciones civiles, se recurra a la militarización como respuesta a los problemas sociales. Las fuerzas armadas están diseñadas para proteger la soberanía y la seguridad nacional, no para actuar como policía interna. Al hacerlo, corremos el riesgo de socavar la confianza ciudadana en nuestras instituciones democráticas y perpetuar un ciclo peligroso de militarización.
Además, el uso de las fuerzas armadas en situaciones de orden público puede exacerbar las tensiones y generar un ambiente de confrontación innecesario. La formación y el enfoque de las fuerzas armadas difieren significativamente de las fuerzas policiales, lo que podría conducir a respuestas desproporcionadas e incluso a violaciones de derechos fundamentales.
Es fundamental recordar que la construcción de una sociedad segura y justa no se logra mediante la intimidación militar, sino a través de la promoción de la justicia social, la inversión en educación y la construcción de puentes de diálogo entre el Estado y la ciudadanía. La inclusión de las fuerzas armadas en este contexto no solo es inapropiada, sino que también puede obstaculizar el desarrollo de soluciones sostenibles.
En conclusión, abogo por un enfoque más reflexivo y cuidadoso en la toma de decisiones relacionadas con el uso de las fuerzas armadas en asuntos de orden público. Invito a la sociedad a considerar alternativas que fortalezcan nuestras instituciones civiles y fomenten un diálogo constructivo entre el gobierno y la ciudadanía.
Magdalena Eliana Chacana