Señor Director: San Raimundito, muchas velas, pocos milagros. Es lo que les van a pedir al selecto grupo de milagreros de la Constituyente, milagros, para sacar adelante una buena Constitución.
Escribir la Constitución va a requerir mucho esfuerzo: físico, intelectual y emocional; el trabajo intelectual agota y la carga emocional -por hacerla bien- produce angustia y ansiedad, suponiendo que quieran escribir una buena Carta Fundamental. De las sacristías bajarán las cartesianas dudas de los milagreros, que han prometido y no han cumplido. Y milagrero que no cumple, le queman las cruces, se queda sin velas y sin derecho al Palacio Pereira.
Alfredo Schmidt Vivanco