“El Mercado de Chillán era la Bolsa de Ñuble, el lugar donde se transaba prácticamente todo”, refiere la historiadora local Alicia Romero, al analizar la relevancia histórica, social, cultural y económica de este sector de la urbe, que tiene un rico pasado y que se proyecta como un polo de desarrollo frente a las grandes cadenas comerciales que existen en los alrededores.
La profesional rescata recuerdos de personas que han vivido toda su vida en la ciudad y mantienen presente en su memoria “el ruido de las carretas que doblaban sobre el pavimento de piedra” en el antiguo Chillán, esa ciudad que es posible visualizar en fotografías antiguas, donde se muestra como un imán que atraía a miles de proveedores de todo Ñuble.
Al Mercado, relata, llegaban cada fin de semana 400 ó 500 carretas de todas las comunas, trayendo maderas desde la precordillera, vinos y cereales de Itata, hortalizas del Bajo en Chillán Viejo y toda suerte de productos cárnicos y avícolas que se comercializaban en la zona.
Las ferias, rescata Alicia Romero, “son espacios republicanos, donde desde siglos se han entretejido las tradiciones, las costumbres sociales y se manifiesta parte de la identidad de los pueblos”.
La profesional agrega que durante gran parte de los siglos XIX y XX “la feria, los días sábados en la ciudad de Chillán, en la Plaza de La Merced, (hoy Sargento Aldea), constituía ‘la bolsa comercial’ de la capital de Ñuble, donde se realizaban en gran medida las transacciones comerciales del territorio y las primeras expresiones de sociabilidad de la provincia agrícola. Desde el amanecer, convergían hacia ella y sus alrededores unas quinientas ‘carretas chanchas’ (con ruedas de madera), venidas de la montaña y de las zonas agrícolas aledañas a la ciudad de Chillán, todas ellas repletas con sus productos de maderas nobles, carbón, cereales, frutas, verduras, aves y animales de corral, entre muchos otros. Por lo tanto, ese sitio junto a la Recova constituía el centro de actividades comerciales de la ciudad. Era además, sitio de comidas y bebidas típicas chilenas, centro de provisiones y sitio turístico con exposición de artesanías locales”.
Origen
Según la historia que recoge la Municipalidad de Chillán, en junio de 1858 al conmemorarse el 278º Aniversario de su fundación “el alcalde de entonces, José Marcelino Dañin, estableció que las alamedas que se estaban formando en las plazas chillanejas, se hicieran solo en los paseos de San Francisco y Yungay (hoy plazas Pedro Lagos y La Victoria). La Plaza de Armas quedaría libre para que el Batallón Cívico realizara sus ejercicios, e igualmente la Plaza de La Merced (hoy Plaza Sargento Aldea o Plaza del Mercado), para que allí se ubicaran las carretas que llegaban de la montaña”.
“La medida sería definitiva, porque la antigua Feria de Productos que funcionaba solo los días sábados, quedaría para siempre en este lugar, transformándose con el pasar del tiempo en lo que es hoy, un patrimonio de las tradiciones chilenas”.
Si bien la Plaza la Sargento Aldea y la Feria de Productos se unen en un destino común en 1858, su razón de ser encuentra sus orígenes unos 30 años antes, con ocasión de la intensa actividad militar que vivió esta zona después de la Batalla de Maipú, en la denominada “Guerra a Muerte”.
Aquí el cuartel general de las operaciones del Ejército combatió a las montoneras realistas de Vicente Benavides, y más tarde a los Hermanos Pincheira.
En la ciudad hubo demanda de productos para el abastecimiento del Ejército. Los campesinos traían sus producciones. Con el correr del tiempo se agregó la venta de leña, madera, carbón y de otros productos. Los montañeses a su vez adquirían artículos domésticos y para la alimentación.
“Corazón de Ñuble”
Una de los libros que recoge el pasado del lugar corresponde a “Mercado de Chillán, Iconografía de una Historia”, de Paola Ruz del Canto, Luis Arias y Fidel Torres, con prólogo de Gonzalo Rojas y con aportes de escritores como Nicanor Parra o historiadores y personalidades locales.
Torres, editor general de esa obra, relata que “lo que distingue al Mercado es ese rico intercambio de productos, el encuentro de personas provenientes del campo, de culturas de diverso tipo, que se unen en Chillán, conviven y dialogan en el corazón de Ñuble”.
Desde que editaron ese documento histórico, destaca, el sector ha sido revalorado e incluso se han realizado inversiones importante para mejorar su fisonomía y entregar un mejor servicio.
En la actualidad el Mercado, que ha sufrido muchas transformaciones, sigue en proceso de cambio, adaptándose a los nuevos tiempos, para lo cual la Municipalidad de Chillán ha realizado obras de adelanto como la techumbre del patio Arturo Prat, que será replicada en el sector de Isabel Riquelme.
Atrás queda el antiguo modelo de Mercado abierto para dar paso a una estructura mucho más consolidada, que presenta un diseño moderno, acogedor y que garantiza condiciones de trabajo dignos para los locatarios y para quienes llegan diariamente a este lugar.