Luego que la bacteria PSA ha arrasado con huertos completos de kiwi, no son pocos los agricultores que optaron por arrancar estas plantas y explorar nuevos cultivos. Sin embargo, quienes se han mantenido en el negocio ya comienzan a percibir los efectos de la fuerte caída de la oferta y del aumento creciente de la demanda.
De acuerdo a información del Crop Report del Comité del Kiwi de Chile, al 2 de agosto los envíos sumaban 125 mil 501 toneladas, un 5% por debajo de lo exportado a igual fecha del año pasado, pero acortando la brecha que a inicios de julio marcaba un 12%, lo que se atribuye a la incertidumbre que existía en marzo, al comenzar la cosecha, debido a las restricciones impuestas por la autoridad para enfrentar la crisis sanitaria, y que en la práctica retrasó el inicio de la cosecha.
La aparición de la bacteriosis del kiwi o PSA en Chile en 2010, que ha afectado a los huertos de las principales zonas productoras, sumado a varias temporadas con malos resultados para los productores, con rendimientos bajo la línea de rentabilidad, y al auge de otros frutales, son los principales factores de la brusca caída de la superficie nacional de kiwis, que entre 2009 y 2019 se redujo en 30%, al pasar de 10 mil 768 hectáreas, a 7.591 hectáreas.
En el caso de Ñuble, con 4.148 toneladas exportadas al 2 de agosto, lo que representó una participación de apenas un 3% del total de envíos nacionales, también se viene produciendo una disminución de la superficie: el Catastro Frutícola 2019 registró 303,9 hectáreas, mostrando una contracción de 34% respecto a 2016, cuando sumaron 460,4 hectáreas.
Futuro promisorio
Víctor Villagra Cuevas, gerente general de Agroex y presidente del directorio de Grupo San Ignacio -holding que produce, procesa y exporta cerezas y kiwis-, reconoció que “los productores de algunas zonas están más afectados por la PSA”, pero aseveró que “en términos generales, el kiwi anda bien, a nivel comercial y a nivel de packing”.
Recordó que “este año mi expectativa era procesar cerca de 1.500 toneladas, que fue el volumen logrado el año pasado, y en febrero y marzo tenía mis aprensiones por la pandemia y su efecto en el trabajo en el packing, pero con el paso de los meses decidimos seguir adelante. Afortunadamente, no tuvimos problemas, y finalmente logramos duplicar el volumen, cerrando con poco mas de 3.000 toneladas, con la planta llena, trabajando a dos turnos, con personas de Bulnes y Cabrero, principalmente. La gente estaba muy agradecida, porque habían estado sin trabajo hace rato y les dimos pega de marzo hasta julio”.
Si bien comentó que el kiwi “no es el negocio del año”, sí planteó que “es un negocio maduro, con rentabilidad pobre si se compara con cerezas, pero bueno frente a otros cultivos, y cuando además estás integrado, que es el caso nuestro, en que tenemos produccion propia, el packing, la exportadora y proyectos de de abrir oficinas comerciales afuera, se hace muy positivo, entonces, por ese lado, en mi caso, yo estoy tranquilo”.
Destacó que “el kiwi es una fruta más fácil de trabajar comparado con las cerezas y por otro lado, la demanda mundial de kiwi ha ido aumentando año a año; entonces, hay una sobredemanda por kiwis que no existía hace 3-5 años, hay una demanda insatisfecha que va a seguir insatisfecha, porque en el fondo, no hay nuevas plantaciones. El día que alguien se ponga a plantar, igual hay que esperar 4-5 años para que esos huertos entren en producción”.
Por esta razón, Villagra reafirmó que “hoy le estamos vendiendo a Asia, Europa, Medio Oriente y Estados Unidos”.
Consultado por el futuro de este cultivo, afirmó que hoy el kiwi podría retornar sobre US$0,80 por kilo a productor (obviamente dependiendo del calibre) “y probablemente por los próximos cinco años va a estar igual, y eso, si es que la demanda no sigue creciendo, porque lo único que puede hacer un aumento en producción sería cubrir parte de la demanda insatisfecha”.
Si bien ya terminó de procesar la fruta, la temporada de kiwis aún no se cierra. Por ello, explicó que es prematuro hablar de precios para la presente temporada (las liquidaciones finales llegan en noviembre). Pese a ello, se mostró convencido de que la presente fue una mejor temporada que la anterior.
Villagra, con bastante optimismo, indicó que “yo lo veo como un muy buen negocio, de hecho, queremos plantar, el único problema para plantar es que tenemos que buscar zonas geográficas con características climáticas que permitan que el kiwi viva. Si lo hacemos en los campos que tenemos hoy, que son de climas más helados, con harta lluvia, el kiwi se muere; entonces, en el fondo, tenemos que buscar desde Bulnes hacia la costa, en sectores con climas más cálidos, o bien irnos más al Norte”.
Finalmente, reflexionó que “antiguamente, había mucho kiwi desde Maule hacia el Norte, pero lo reemplazaron por cultivos más rentables. Pero hoy, ¿qué cultivos siguen siendo más rentables? Está la cereza, sin duda muy rentable; los arándanos, con un futuro oscuro; las manzanas, ni qué hablar; las ciruelas: un año le pegan el palo al gato, pero al otro año pierden plata; entonces, si me preguntas, yo no dudaría en seguir creciendo con kiwis”.