Señor Director:
Hoy, mientras el puerto de Chancay en Perú abre sus puertas bajo el auspicio del presidente chino Xi Jinping, Chile se enfrenta a un dilema de proporciones titánicas. Este megapuerto, con una inversión de 3.500 millones de dólares y la capacidad de reducir hasta diez días de navegación hacia Asia, promete ser un competidor formidable para nuestros puertos de San Antonio, Valparaíso e Iquique. Pero, ¿dónde están nuestros diputados y autoridades en este crucial momento?
La inauguración de Chancay no es solo un evento de infraestructura; es un llamado de atención. Paraguay, Bolivia y Brasil ya observan con avidez, vislumbrando oportunidades que podrían redirigir sus exportaciones hacia el nuevo hub logístico. Mientras tanto, nuestras autoridades parecen más ocupadas en debates internos que en estrategias concretas para contrarrestar este avance.
Algunos, como el presidente de la Empresa Portuaria San Antonio, minimizan la amenaza, afirmando que Chancay no es competencia. Pero otros, como el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, advierten que el puerto peruano está ganando terreno, gracias a la inversión china que nos ha dejado rezagados. Este es un momento crítico para que nuestros líderes políticos unan fuerzas, no solo para proteger nuestros intereses comerciales, sino para impulsar una verdadera revolución portuaria en Chile. La historia nos enseña que la indiferencia puede costar caro.
Ricardo Rodríguez Rivas