Definir un nuevo marco de derechos para los pacientes con enfermedades terminales por la vía de consagrar su acceso a tratamientos paliativos, e incluso, solicitar la asistencia médica para morir cuando el estado de salud es grave e irremediable, es el objetivo del proyecto de ley que este martes votará la sala de la Cámara de Diputados.
La propuesta, aprobada en general el pasado mes de diciembre y analizada la semana pasada en el detalle de su articulado, avanza estableciendo un conjunto de normas en la Ley 20.584, que regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención en salud.
En dicho marco, se establecen nuevas obligaciones para los prestadores de salud en lo relativo a otorgar tratamientos paliativos tendientes a disminuir los dolores que sufren personas con enfermedades terminales, a acompañar debidamente al paciente para que pueda sobrellevar su sufrimiento con dignidad, y a recibir, si lo desea, atención espiritual conforme a su religión.
Asimismo, se insta a evitar la prolongación artificial de la vida más allá de la muerte natural, en personas que padecen enfermedades irreversibles, implicando esfuerzos desproporcionados e inútiles sin esperanza alguna de curación; y se consagra el derecho de los pacientes a no padecer dolores o sufrimientos intolerables, evitar la prolongación artificial de la vida y a solicitar la asistencia médica para morir.
Respecto de este último punto, el texto define los requerimientos explícitos que se deberán cumplir, como la acreditación por parte de dos médicos especialistas sobre el estado del paciente; la expresa voluntariedad del acto; y los actos formales que se tendrán que realizar, entre otros aspectos.
El Ejecutivo planteó su postura por intermedio del ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Juan José Ossa, quien manifestó los reparos en contra de la norma en trámite.
Al respecto, sostuvo que existen consideraciones valóricas que el Gobierno respeta profundamente para oponerse al concepto de eutanasia, al tiempo que planteó que se trata de un proyecto que no sigue las reglas generales que tienen legislaciones de otros países con experiencia en la materia, sobre todo, en materia de derecho a retracto por parte del paciente, punto que dijo, no está contenido en esta iniciativa.
A favor
La propuesta, que desde el punto de vista ideológico divide a los parlamentarios, tiene una disímil recepción por parte de los legisladores ñublensinos.
El diputado Carlos Abel Jarpa (ind.) recordó una intervención que realizó en marzo de 1999, en la que recordó los últimos días de existencia de su padre, quien falleció de una leucemia.
“Quedó claramente establecido que respetamos su decisión de permanecer en su casa antes de ser trasladado a un hospital para ser sometido a una serie de procedimientos que quizás le hubiesen prolongado su existencia. Esto me permitió reflexionar sobre conceptos de la medicina, la cual es el arte de curar y asistir a las personas en un proceso natural y doloroso como es la muerte”, dijo.
Para la diputada del PPD, Patricia Rubio, el proyecto de muerte digna y cuidados paliativos es complejo, y lleva a los legisladores a empatizar realmente con quienes están sufriendo una enfermedad, la cual, a veces, no tiene esperanzas.
“Personalmente, no me gustaría estar en esa situación, pero como parlamentarios debemos entregar todas las herramientas a la ciudadanía para que decida, no es posible que el Estado se involucre en decisiones tan personales como recibir cuidados paliativos o una muerte digna, por eso aprobaré esta iniciativa”, adelantó.
En contra
Según el diputado RN Frank Sauerbaum, “yo preferiría que tuviéramos una cultura de la vida y no de la muerte, que es lo que se ha tratado de instalar en el Congreso hace tiempo. Tenemos proyectos de eutanasia, de aborto libre, de pena de muerte… Yo voy a votar en contra, porque creo que debemos concentrarnos en cuidados paliativos que finalmente pueden dar un término de vida aceptable y digno para los chilenos, y el sistema de salud se tiene que hacer cargo de ello. Pero la solución no puede ser quitarle la vida a alguien, en la medida que las enfermedades como el cáncer tienen más posibilidades de curarse, tenemos menos excusas para una ley de eutanasia, que termina con la vida de las personas anticipadamente”, aseveró.
Quien ha sido un acérrimo detractor de este proyecto es el diputado DC, Jorge Sabag.
“Este proyecto pone el énfasis en la muerte del paciente terminal y no en los cuidados paliativos, que son esenciales para que una persona pueda cambiar de opinión. Creemos que ni siquiera hay un financiamiento en esta ley para los cuidados paliativos, que hoy, solo muy pocas personas pueden costear. Con los cuidados paliativos las personas pueden tener una muerte digna y un tratamiento adecuado a su enfermedad terminal, y pueden contar con acompañamiento. Es importante, además, que los médicos tengan objeción de conciencia, porque nadie puede ser obligado en contra de sus convicciones a provocarle la muerte a un paciente. Por ello creemos que este proyecto no contribuye a mejorar la sociedad, por lo tanto, lo vamos a rechazar”, sostuvo, agregando que “si se aprueba la iniciativa, se creará una ‘industria’ y un ‘turismo’ en torno a la eutanasia”.
Finalmente, el diputado de la UDI, Gustavo Sanhueza, también se mostró contrario a la iniciativa.
“Lamentablemente un proyecto que tenía que ver con la muerte digna y con los cuidados paliativos terminó siendo un proyecto de eutanasia. Esperamos poder reponer en sala algunas indicaciones para hacer que los cuidados paliativos sean obligatorios antes de tomar la decisión de poner término a la vida. Creemos que la necesidad de tomar esta decisión con plena libertad y no siendo sujeto de dolores y sufrimiento es absolutamente necesario para que esa decisión sea tomada de manera libre. Esperamos tener un buen resultado el martes, y si no, seguiremos insistiendo en el Senado”, sentenció.
