Las intensas olas de calor que se están registrando en el hemisferio norte, con temperaturas superiores a 43,3 grados en EE.UU (Phoenix) y 52,2 en China, siendo su máxima nacional histórica, no han dejado indiferente a la Región de Ñuble, donde surgen interrogantes en torno a si el territorio se verá enfrentado en los próximos meses a un escenario estival similar.
Durante el verano pasado, la región sufrió diversos incendios forestales, donde las condiciones meteorológicas extremas aumentaron la propagación de estos, provocando que fueran más agresivos y resistentes al control, por lo que el tema no deja de preocupar.
Ante la consulta si Chile y, en particular, Ñuble vivirán temperaturas como las alcanzadas al norte del planeta, el meteorólogo de la Oficina Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile, Diego Campos, responde que dependerá de los factores imperantes en verano, aunque sí es posible adelantar que eventualmente se experimenten valores sobre lo normal en los meses venideros.
“Lo ocurrido en el hemisferio norte (HN) tiene un origen atmosférico, pero también oceánico. Hay fuertes anomalías de la temperatura superficial del mar en el Mediterráneo o el Atlántico Norte, lo que en conjunto con condiciones de estabilidad atmosférica (movimientos mayormente descendentes) y masas de aire de lento desplazamiento han configurado olas de calor. Si bien todos estos fenómenos se pueden presentar en el hemisferio sur (HS) y particularmente en Chile (lo vivimos en enero de 2017, por ejemplo) no es extrapolable porque esté ocurriendo ahora en el HN también ocurrirá en el HS. Dependerá de factores climáticos imperantes en verano. Por ahora, el pronóstico estacional indica una mayor probabilidad de temperaturas máximas sobre lo normal para los próximos tres meses, pero aún estamos lejos de los meses de mayor riesgo, que es el verano”, analiza.
En base al registro histórico de temperaturas altas en Chillán, el experto concluye que probablemente la cantidad de olas de calor y días con termómetros sobre los 30 grados irán en incremento en la ciudad, aunque advierte que aún es prematuro anticipar con certeza los pronósticos para la época estival.
“El año pasado en Chillán, la máxima temperatura registrada durante el verano casi alcanzó los 42°C, siendo la máxima temperatura registrada para un verano en la ciudad desde 1961. Un valor similar se había alcanzado en el verano 2017. Esto provocó que el verano recién pasado superara en promedio los 30°C, cosa que solo había ocurrido en el verano 2015. Por otra parte, tanto el número de olas de calor, como la cantidad de días con temperaturas sobre los 30°C o la cantidad de noches cálidas van en aumento en la ciudad. Estas tendencias, nos hacen pensar que los próximos veranos pueden ser igual o más cálidos que en estos años pasados. Si a eso le sumamos la presencia de El Niño, que favorece un mayor calentamiento, configura un escenario con posibles temperaturas extremas en Ñuble”, detalla.
El meteorólogo de la DMC advierte que los impactos negativos del calor intenso tienen directa relación con la propagación de incendios forestales.
“Los episodios de altas temperaturas con alta sequedad atmosférica y viento intenso favorecen la propagación de incendios forestales. El contenido de humedad en el suelo será clave en esto. Dado que si este invierno y primavera las precipitaciones permiten aumentar el contenido de humedad en el suelo para el verano, se puede reducir parcialmente este riesgo”, aclara.
Historial de calor intenso
Desde la Universidad de Talca reportan que desde 2007, cuando comenzó la megasequía en el país, han desarrollado estudios sobre el tema en Santiago, Talca y Chillán por ser consideradas ciudades emblemáticas del punto de vista de su clima mediterráneo y vocación agrícola.
De acuerdo al registro del investigador y académico del Centro de Investigación Transferencia en Riego y Agroclimatología (Citra) de esa casa de estudios, Patricio González Colville, los valores extremos de la capital regional de Ñuble han experimentado un aumento en su frecuencia y elevación.
“Chillán ya ha tenido temperaturas sobre 40 °C, lo que es preocupante. En febrero del 2017 tuvo 43°C, también tuvo 40 el 2 de febrero de 2019 y 41 °C el 3 de febrero de 2023. En Chillán se está produciendo una connotación típica de los climas mediterráneos, en el cual las temperaturas máximas extremas van a ir aumentando. A partir del año 2007, en adelante, los valores extremos de los meses de diciembre, enero y febrero, específicamente en Chillán han venido aumentando. Se están produciendo muchas temperaturas máximas extremas diarias sobre los 38 o 39 grados incluso en este caso hasta los 43 grados”, precisa.
Al indagar en las posibles causas de los termómetros al alza, el agroclimátologo apunta al cambio climático, el evento de “El niño” y la megasequía, como factores permiten proyectar que este verano podría ser uno de los más cálidos.
“Para este año la amenaza del cambio climático va a aumentar en un 50%, en el sentido, que tenemos una temperatura en la tierra que está llegando casi 17,4 aproximadamente, que es la más alta en los últimos 120 mil años (lo normal es 15). Estamos teniendo una temperatura global que está llegando en forma muy recurrente a 1,5 grados sobre el promedio preindustrial, cosa que nunca había ocurrido y ha ocurrido en julio. Tenemos el “El niño” que puede ser entre fuerte o muy fuerte en cuanto a la temperatura del mar, que ya está en los 28 grados, temperatura del mar que también va a ingresar hacia los continentes, sobre todo en los meses de verano en que el fenómeno niño va a llegar a su calentamiento máximo. Tenemos el factor de megasequía que nos ha acompañado en los últimos 15 años. Todos esos elementos están de alguna manera conspirando para que el verano de este año sea uno de los más cálidos que haya tenido Chile en la zona central. Específicamente, Santiago, Talca, y Chillán”, explica.
De acuerdo a los probables pronósticos, el profesor indicó que los termómetros “en el caso de Chillán podría llegar a temperaturas entre los 41, 42 e incluso 43 en los meses de enero y febrero, por lo menos, dos o tres días puede llegar a esa temperatura. Quizás podemos tener hasta tres días con valores sobre los cuarenta grados en el caso de Chillán”.
Chillán es una ciudad continental, es decir, aislada de la influencia marina, por lo cual la temperatura suele elevarse por sobre lo normal. Es decir, es más susceptible a la presencia de anticiclones.
“Por ejemplo; la influencia de un anticiclón cálido, que por la característica del evento El niño y la característica de la temperatura más alta que está en la atmósfera, ese anticiclón cálido se puede transformar en lo que yo llamo un ‘anticiclón lucifer’, que es una anticiclón extremadamente cálido con viento de travesía que puede generar, yo diría entre enero y febrero que van a ser los peak de temperatura, valores sobre los 40 grados en más de un día, dos días, hasta tres días en Chillán y en la zona central”, anticipa.
El profesor agrega que es difícil que las temperaturas alcancen los niveles vistos en el hemisferio norte. “No vamos a tener 50 ni 48°C, porque Europa es más continental, y al ser más continental las temperaturas son más altas. Nosotros tenemos más océanos y continentes, lo cual, de alguna manera nos va a regular”, dice.
En la zona que denomina corredor cálido comprendida por Cauquenes, Chillán y Los Ángeles, “las temperaturas van a empezar a subir hacia finales de noviembre con 36, 37 grados y olas de calor de tres, cuatro, cinco a seis días. El peak va a empezar en diciembre con temperaturas de 37 y 38 °C y el pináculo de esa alta temperatura debiera ser entre enero y febrero con los valores sobre los cuarenta grados”, anuncia.
Riesgos
Las temperaturas extremas encienden alarmas, ya que sus efectos pueden causar daños mayores en diferentes áreas. En el caso de ocurrencia de incendios forestales propician su avance. “Los incendios forestales, que pueden ser provocados o en forma natural, una vez que se produzcan van a ser muy eruptivos, extensivos, y van a ser obviamente perjudiciales, sobre todo para las personas rurales que viven cercano a los bosques”.
En el mundo del agro, estos registros extremos son vistos con preocupación, ya que sus efectos pueden atentar con producción al sobrepasar los umbrales biológicamente tolerables para cultivos como maíz, cereales, trigo, arroz y viñas, que deben mantenerse entre 27 y 30 grados para un desarrollo óptimo.
“Las temperaturas sobre 38 grados hasta 43 grados evaporan 70 o 80 metros cúbicos por hectárea, por lo cual los cultivos necesitan ser regados más intensamente para evitar el estrés hídrico y obviamente después el estrés térmico”, alerta.
Además, pueden implicar un riesgo para la salud, ya que “el cuerpo humano tiene temperatura 37 °C y cuando te sobrepasa o se vive en ambiente que sobrepasa los 37 grados, obviamente puede suceder shock calórico, sobre todo en las personas de edad o aquellas algún tipo de enfermedad crónica, que puede obviamente ocasionar la muerte”.
Propuesta de confinamiento
El climatólogo y académico de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero, expone que este año ha estado marcado por el fenómeno de “El Niño”, por lo cual si persiste podrían eventualmente generarse récord de temperaturas.
“Este es un año marcado por el Niño. El Niño comenzó a desarrollarse a fines del verano pasado y en Chillán, probablemente influido por el Niño, ya se rompió el récord de temperatura máxima el 3 de febrero con 41,6 grados. Así que existen buenas probabilidades de que el próximo verano sea tan malo o peor que a fines del verano pasado. Desde hace tiempo el campo climático viene empujando las temperaturas al alza, pero este año además es un año de El Niño que tiene también un alcance global, empuja las temperaturas globales al alza y eso explica en buena medida porque a nivel mundial se están rompiendo todos los récords de temperatura”, aclara.
Bajo estas condiciones, los siniestros aumentan su poder de expansión, por lo cual el docente indica que “este verano vamos a tener que tener mucha atención en evitar que se inicie un fuego, porque si se inicia va a ser muy difícil contenerlo si las temperaturas son tan altas como fue el febrero pasado”.
La preparación es clave para evitar esos riesgos, por lo que el docente sugiere “aumentar los recursos destinados al combate. La Conaf y privados están bien al tanto que el verano que viene va ser complicado y activo en incendios”. Además, apunta a desarrollar una campaña masiva para “hacer entender a la gente la necesidad de no incurrir en actividades de riesgo que impliquen generar involuntariamente fuego en los días de altas temperaturas”.
Finalmente admite estar a favor de establecer medidas de confinamiento frente a olas de calor con riesgo de probabilidad de incendios. “Soy partidario de que, si hay una ola de calor tan intensa como la que hubo a inicios de febrero pasado, se imponga durante esos días medidas de restricción a la movilidad, una suerte de confinamiento con un par de días, porque, una vez que hay un fuego, en esos días, es muy difícil de parar”, complementa.
Preparación
Desde Conaf indican que el alza sostenida de las temperaturas más el aumento del vegetal producto de las intensas lluvias de invierno configuran un ambiente propicio para los incendios.
“Las lluvias que han ocurrido están generado harto vegetal, pasto, matorral que junto el arbolado, ya sea de bosque nativo como también plantaciones, hacen que para el verano sea literalmente ‘bencina’ para la generación de incendios”, dice el director regional de Conaf, Juan Salvador Ramírez.
Según la institución, explica 99% de los incendios son provocados por acción humana, por lo que llaman evitar acciones peligrosas bajo temperaturas extremas como quemas agrícola u obras como pozos que implique uso de galletero, por ejemplo.
Por ello, mantienen una línea de trabajo enfocada tanto en la prevención de incendios forestales, con talleres y charlas, como en potenciar el combate.
“Por supuesto que nos preocupa. Estamos adelantando todos nuestros procesos y protocolos. Estamos revisando las estaciones para adquirir y arrendar maquinaria. Estamos habilitando y mejorando las instalaciones de brigadas. Estamos licitando los sistemas de alimentación y en agosto vamos a llamar a los vecinos que quieran ser brigadistas. Hemos aumentado los talleres con las comunidades, con los sistemas educativos. Estamos recorriendo las 21 comunas, trabajando con los municipios. No hemos parado desde que terminaron los incendios de la anterior temporada”, comenta.