El crecimiento económico de un país está directamente relacionado con el crecimiento energético. Por tal razón es fundamental disponer de la energía que permita abastecer los requerimientos necesarios para el funcionamiento de las empresas y de las personas, hoy y en el futuro.
Las decisiones energéticas de hoy necesariamente repercuten después, no solo en aspectos técnicos y económicos sino que también humanos y ambientales. En estos últimos, los sistemas de generación energéticos en base a combustibles fósiles, especialmente carbón, altamente contaminantes, tienen sus días contados.
Desde muchos años se han establecido diferentes fuentes de energía, lo que se denomina matriz energética, que representa una radiografía de cómo está balanceado el consumo de energía entre distintas fuentes en un periodo de tiempo. Así, existen dos tipos de fuentes de energía: primarias y secundarias. Las primeras se refieren a fuentes de energía en el estado en que se extraen de la naturaleza, sin mediar procesos que la transformen como: hidráulica, eólica, solar, gas natural, petróleo o carbón. Las fuentes de energía secundarias incluyen productos energéticos elaborados a partir del procesamiento de las energías primarias como: electricidad, gas distribuido por redes, derivados de los hidrocarburos, entre otros.
Para la generación eléctrica, principal fuente de consumo en el país, se recurre a las fuentes de energía primarias y es así que la matriz de consumo se torna extremadamente variable con los años, dependiendo inicialmente del costo de producción y últimamente del impacto ambiental. La generación eléctrica en el 2008 fue de 55.504 GWh y contaba con una matriz energética de un 56,9% de termoeléctricas (petróleo, carbón y gas natural), un 41,5% hidroeléctricas (de embalse, de pasada y mini hidráulicas de pasada) y un 1,6 % Energías Renovables no Convencionales (ERNC), constituidas por biomasa y eólica. En el año 2018, el panorama es el siguiente: la generación eléctrica fue de 76.175 GWh, con 54,6% de termoeléctricas, 28,0% de hidroeléctricas y 17,4% ERNC (solar fotovoltaica, termosolar, biomasa, eólica y geotérmica). De estas últimas la energía fotovoltaica representa el 10% de la generación eléctrica.
Como muestran los datos en una década hubo un incremento de un 37,2% en generación eléctrica en Chile atendiendo a la creciente demanda. Se puede apreciar que las ERNC cada vez representan un mayor porcentaje en la matriz energética nacional, todo esto a partir de la Ley N°20.257 (2010) y N°20.698 (2013) que obligan a las empresas generadoras a incluir ERNC en forma progresiva hasta el año 2025, en donde las ERNC deberían aportar un 30% de generación eléctrica.
Es así como en nuestra zona ya podemos ver con mayor frecuencia parques solares instalados y un programa de crecimiento continuo. Estos parques solares permiten la inyección de 3 a 9 MWh a la red interconectada que poseen empresas de distribución. ¿Qué se necesita? Se requiere de superficies de terreno con baja capacidad de uso de suelo no agrícolas, lo que genera un potencial negocio para agricultores de la Región de Ñuble. Sin duda, una oportunidad para estos tiempos y los futuros.