Señor Director:
Cada año son más los fenómenos socio-naturales que nos afectan, en los que lamentamos vidas, damnificados y suelos dañados irreparablemente. Esta terrible dinámica permite darnos cuenta de la precaria organización y planificación de nuestros territorios, y la necesidad imperiosa de comprender por qué y cómo suceden estos fenómenos. Por ello, la gestión y educación geográfica son primordiales para analizar con sentido nuestra fragilidad. Debemos dejar de pensar que solo somos humanos en un pedazo de tierra; somos parte de un ecosistema que funciona, solo si todo marcha en equilibrio.
Es hora de planificar ciudades que consideren a la naturaleza como parte de nuestro desarrollo. Educar en geografía permite involucrarnos cognitivamente con lo que sucede más allá de lo que vemos en redes sociales. ¿Cómo lograrlo? Comenzando a reconocer que, si no actuamos con una mirada seria y de futuro, volveremos a lamentar los impactos de estos fenómenos.
La formación de profesionales en geografía y pedagogía es vital. Es necesario reivindicar a las ciencias de la tierra y el medio ambiente como imperativo de justicia y desarrollo para un país como el nuestro. Devolvamos la geografía a las aulas, pues sin educación en y para el territorio seguiremos cometiendo los mismos errores. Nos atrevemos a concluir que, a más geografía, menos desastres naturales.
Camila Osorio Seguel
Geógrafa, Universidad de Concepción.
Felipe Kong López
Geógrafo, académico Facultad de Educación UDP.