Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadísticas publicó el primer informe sectorial de distribución y generación eléctrica de la región de Ñuble, una herramienta clave y necesaria para la toma de decisiones de políticas públicas, pero también para decisiones de inversión privada.
El informe reveló que el consumo de energía en la región experimentó un crecimiento de 15,2% durante septiembre, en comparación con igual mes de 2020, así como también un aumento de 5,3% en el acumulado de enero-septiembre en comparación con igual periodo de 2020.
De acuerdo al boletín, la generación de energía eléctrica en la región durante septiembre alcanzó 52.394 MWh, lo que representó un aumento de 16,4% respecto a igual mes de 2020; mientras que en el acumulado de los nueve primeros meses del año se observa una expansión de 6,3%.
Los números muestran dos fenómenos: por una parte, el alza sostenida que viene mostrando el consumo de energía eléctrica en la región, lo que va de la mano con la recuperación económica que se observa a nivel nacional, así como también responde a otros factores propios de la región; y por otro lado, la producción de energía también exhibe una curva ascendente, como resultado del gran dinamismo de las inversiones realizadas en el sector, principalmente en parques fotovoltaicos.
Las autoridades saben muy bien que el crecimiento de Ñuble también depende de la capacidad de contar con la energía suficiente para sostenerlo, y para ello no basta con multiplicar las plantas solares, que no ofrecen una solución de suministro regular y permanente, sino que se requiere complementar la generación con otras fuentes renovables, como la eólica, la hidroeléctrica y la biomasa.
Precisamente el informe actualizó un dato clave: el 51% de la generación eléctrica en Ñuble proviene de fuentes térmicas, donde predomina el diésel y la biomasa, lo que también reafirma el desafío de la descarbonización.
De igual forma, se necesita con urgencia mejorar la infraestructura de transmisión eléctrica en la región, pues el no contar con la potencia necesaria en algunas zonas de la región ha impedido la concreción de un gran número de proyectos en zonas rurales y urbanas, por ejemplo, para los packing de frutas.
En materia de transmisión, la región de Ñuble exhibe un preocupante rezago, que solo en el mediano plazo se podrá superar completamente, gracias a las millonarias inversiones instruidas -con bastante retraso- por el Coordinador eléctrico nacional y que ya se están ejecutando. La falta de interés del mundo político por un área que no reporta votos, le está costando caro a la región.
Es hora de entender que contar con energía limpia, barata y de fácil acceso es un requisito indispensable para soñar con una región que crece de manera sustentable, con mayor razón ante la perspectiva de una tendencia alcista en el consumo, que también responde a factores como la irrupción de la electromovilidad y al mayor uso en climatización.