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Señor Director:
Estamos en agosto, mes dedicado a la niñez en nuestro país, país que cada vez tiene menos interesados en estudiar
una carrera dedicada a ellos, como lo es la Pedagogía en Educación Parvularia. La escasez de educadoras compromete
no solo la calidad de los procesos de aprendizaje sino también la seguridad en la primera infancia, como lo vimos ante
la trágica noticia de la muerte de un lactante en una guardería clandestina. Pues se requiere de profesionales especiali-
zados para proponer experiencias enriquecedoras y desafiantes en ambientes seguros, en cada etapa del desarrollo.
A nivel de la política pública se están haciendo grandes esfuerzos en ampliar la cobertura de sala cunas y jardines
infantiles públicos, incorporación de las educadoras a la carrera docente y el foco en el juego como espacio privilegiado
para el aprendizaje infantil. Sin embargo, nos preocupa que estos avances no estén dando respuesta ni a educadoras
ni a familias, afectando los procesos de cuidados y calidad de los aprendizajes.
Necesitamos urgencia en acoger las demandas de familias y educadoras, lo cual requiere del compromiso intersec-
torial de ministerios, academia y comunidades locales que inciden en las políticas públicas relacionadas con la primera
infancia. No podemos permitir que el potencial de nuestras niñeces se vea limitado por la falta de trabajo coordinado
institucional, recursos humanos capacitados y seguridad en los espacios educativos.
Carolina Caffarena
Académica U. Finis Terrae / Blanca Barco Académica Postdoctoral Facultad de Ciencias Sociales U. de Chile