Martín Arrau: “Aquí hay una unidad de propósito más que un bloque político”

Ingeniero civil industrial, exintendente y exconvencional por Ñuble, Martín Arrau García Huidobro se transformó durante la segunda vuelta presidencial en una de las piezas estratégicas del comando de José Antonio Kast, al asumir la jefatura de campaña nacional, rol que lo posicionó definitivamente en el núcleo político del Presidente electo.
Su trayectoria combina gestión pública y privada, trabajo territorial y una lectura técnica de las políticas de infraestructura y desarrollo, ámbitos en los que ha tenido un papel relevante en la elaboración programática del futuro gobierno.
Aunque mantiene un vínculo permanente con la Región de Ñuble, hoy Arrau reparte su tiempo mayoritariamente en Santiago, participando en la coordinación política y en la preparación de los primeros meses de administración. En el oficialismo se da por descontado que su nombre está entre los que suenan con fuerza para integrar el gabinete a partir de marzo, particularmente en el Ministerio de Obras Públicas, cartera ligada tanto a su formación profesional como a su cercanía con el mundo agrícola.
En esta entrevista aborda el triunfo electoral, las expectativas ciudadanas, la relación con la futura oposición, la articulación del próximo oficialismo y los desafíos en infraestructura, empleo y desarrollo regional.
– Está en Santiago ya hace tiempo, ¿No?
– Sí, pero llegué esta semana a Chillán. Estaré un par de días acá arreglando temas y vuelvo. Estaré yendo y viniendo, pero la mayoría del tiempo en Santiago. Cada vez menos en Chillán, creo.
– El triunfo de José Antonio Kast en Ñuble fue particularmente arrollador, y a nivel local muchos lo leen como parte de un trabajo político de hace varios años. ¿Cómo explica ese resultado dentro del marco de la campaña nacional que lideró?
– O sea, claro. 69,9% es un tremendo triunfo. Yo creo que hay dos factores. Uno es la campaña, y el proyecto que se presenta con este gobierno de emergencia, centrado en temas de seguridad y empleo. Son dos temas que pegan mucho en Ñuble, siendo que esos indicadores de inseguridad no son los más altos de Chile ni cerca, pero claramente ha habido un deterioro. Siempre decíamos: ¿Cómo es Ñuble? Respondíamos que era una región tranquila, y eso se perdió en términos relativos, y por tanto, la gente se siente muy afectada por la inseguridad. Y qué decir del desempleo, una región con bajos niveles de productividad, altos niveles de informalidad, y por tanto, claramente el empleo se presenta como una gran política pública, una gran política social. Pero también, como tú dices, hay un trabajo de un grupo que partimos ya hace muchísimos años trabajando en política. Si uno mira elecciones anteriores, por ejemplo Bachelet sacó un porcentaje mayor acá que en el resto de las regiones del país. Después, Piñera también estuvo arriba. Y de ahí, elección tras elección, los porcentajes han ido mejorando para los candidatos de centroderecha o derecha. Eso es porque hay un trabajo muy consistente que demuestra que sí se puede influir en política, y eso nos tiene muy orgullosos.
– ¿De dónde nace su cercanía con José Antonio Kast?
– No nos conocemos desde hace muchos años. Yo lo conozco desde hace cuatro años y algo más, cuando él fue candidato la vez anterior y yo estaba en la Convención. Me llamó mucho la atención su forma de hacer política. Después me incorporo al Partido Republicano y empezamos a trabajar juntos. Tenemos una relación estrecha y muy profesional.
– Durante la campaña se generaron expectativas muy altas. ¿Dónde ve los principales riesgos de frustración si el gobierno no avanza con rapidez?
– Sí, siempre. Hoy la ciudadanía es cada vez más impaciente, es parte de algún estudio sociológico que habrá que hacer, pero es algo característico de la sociedad moderna. Esta inmediatez de resultados es algo que hemos sido muy claros en abordar. Los cambios más profundos toman tiempo, sobre todo cuando hablamos de políticas públicas, pero también queremos mostrar un cambio de actitud, un cambio de forma y algunos resultados en este plan de 90 días. En la forma en que se hacen las cosas, trabajar de manera seria, quizás, como se ha dicho, más fome incluso, porque efectivamente queremos enaltecer el rol público, el rol de los servidores públicos. Hay un plan súper potente para los primeros 90 días, que va a mostrar ciertos avances y resultados, no solamente en las formas, sino que con acciones concretas en términos de seguridad y también dando algunas luces de reactivación. Pero también hay que controlar las expectativas, porque en lo público las cosas toman su tiempo.
– ¿Cómo cree que se va a comportar la futura oposición? ¿Qué esperan ustedes?
– Esperamos lo mejor. Esperamos que cuando tengamos planes muy concentrados en generar empleo, en estimular la inversión, en formalizar el trabajo, y cuando seamos firmes en seguridad, aplicando todo el peso del Estado de Derecho, estén a la altura. No queremos una oposición como la que vimos en el segundo gobierno del Presidente Piñera, con acusaciones constitucionales incluso contra el Presidente. Pero tampoco sería ingenuo no considerar que ese escenario puede darse, y por eso también hay que estar preparados.
– Van a necesitar articularse con Chile Vamos, Demócratas, Amarillos y el Partido Nacional Libertario. ¿Cómo se construye ese bloque político?
– Primero, yo no sé si llamarle bloque. A esto le han puesto muchos nombres y a algunos les gusta y a otros no. Lo que existe acá es una unidad de propósito, porque en torno a la generación de empleo, la seguridad y las urgencias sociales de educación y salud hay un amplio consenso. Ese consenso va desde Amarillos, Demócratas, incluso el expresidente Frei; hasta el Partido Nacional Libertario. Hemos visto con muy buenos ojos el trabajo de segunda vuelta y las reuniones posteriores. No lo apuraría. Lo que ha dicho el presidente electo y Arturo Squella (presidente del Partido Republicano) es que queremos que el gobierno recoja todos estos espacios, y no sería extraño ver personas de distintas denominaciones políticas en el gobierno.
– A nivel regional, ¿podrían colaborar exfuncionarios del gobierno de Sebastián Piñera?
-Efectivamente, sí. El Partido Republicano es un partido grande hoy día, pero muy joven. No tiene tanta experiencia de gobierno y construir consensos y mayorías requiere abrir espacio a la experiencia, al conocimiento y a personas de otros mundos políticos. Eso seguramente va a pasar.
– El escenario parlamentario no quedó tan holgado para ustedes. ¿Cómo visualizan el trabajo con ambas cámaras?
– Hay un trabajo que ha estado desarrollando el presidente del partido, el senador electo Arturo Squella, junto a Claudio Alvarado. Se busca conocer a los nuevos diputados y también hay buenas noticias, en el sentido de que hay personas de otras posiciones políticas muy disponibles a apoyar estas políticas de mayor urgencia. No creo que sea difícil construir mayorías cuando hablamos de proyectos muy concretos que abordan seguridad y empleo. Este verano va a ser clave para construir mayorías y conocerse.
– Se especula con que podría llegar al Ministerio de Obras Públicas. Si eso ocurriera, ¿Qué importancia tendría le daría a la red de embalses?
– Yo no voy a hablar de escenarios hipotéticos, esas decisiones las toma el Presidente electo. Lo que sí puedo decir es que fui coordinador de infraestructura del programa. En ese programa el plan hídrico es muy potente: acumulación de agua, agua potable como derecho humano, grandes obras de riego. Son obras de Estado que llevan décadas. Se destrabó el proyecto Zapallar en el río Diguillín en Ñuble, que ya está adjudicado y debería iniciar faenas pronto. Eso es algo positivo y que el próximo gobierno tiene que continuar.
– ¿Se impulsará el modelo de concesiones?
– Por supuesto. En un escenario de estrechez fiscal, con déficit y con un presupuesto de Obras Públicas que se ha comprimido, las asociaciones público-privadas son fundamentales. Carreteras, puertos, cárceles. Esperamos acelerar estos procesos para generar empleo y destrabar obras que llevan años esperando.
– Respecto de los embalses y otras obras, ¿cómo dialogarán con grupos ambientalistas que se oponen?
– La clave es la participación ciudadana temprana. Cuando eso no existe, se genera conflictividad tardía, se demoran los proyectos, aumentan los costos y se reduce la viabilidad. Hay que involucrar a las comunidades desde el inicio, sobre todo en proyectos nuevos.
– Si asume un rol ministerial, ¿cómo se prepara para pasar de lo regional a lo nacional?
– No vamos a hacer ficción. Hoy estoy abocado a preparar planes en materia de infraestructura pública. Los roles ministeriales tienen una responsabilidad brutal en aportar al desarrollo del país. Los impactos son de otro orden de magnitud.
– En Ñuble el empleo es clave. ¿Qué medidas se podrían implementar?
– El problema no es solo cantidad de empleo, sino productividad. Hay que invertir en capital fijo y en formación de personas. La inversión pública habilita la inversión privada, que es la que genera empleo permanente.
– ¿Cuándo se define el gabinete?
– Esperamos tener la mayoría de los nombres antes del 15 de enero.
– ¿Y las definiciones regionales?
– No, eso después, por supuesto, pero la segunda línea siempre, efectivamente, son los delegados presidenciales regionales, así que también debería saberse algunos días después de eso.
– ¿Se consolida esta figura (delegado presidencial) durante el gobierno de José Antonio Kast? Al parecer, no hay piso político para eliminarla.
– No, no está dentro de nuestro plan de gobierno eliminarla, por supuesto que no. Eso sí, nosotros pretendemos avanzar en ciertas transferencias de competencias hacia los gobiernos regionales, en ciertas temáticas que efectivamente son muy abordables y creemos que es positivo. Ya existen los gobiernos regionales, independiente de la opinión que uno pudiera tener de eso, hay que aprovecharlos y potenciarlos para que tengan herramientas para dar soluciones en ciertas tipologías de proyectos a las comunidades locales. Pero no nos vemos dando más espacio a la estructura regional, hay que darle tiempo para que esto opere, y hacer la evaluación de esa política pública, creo.