Marta Colvin

En días pasados la Universidad del Bío-Bío por manos de su Rector entregó a la Dirección Regional del Patrimonio una carpeta con el expediente de solicitud para que la Casa May Colvin y Parque de las Esculturas Marta Colvin, ubicados al lado del museo de la escultora, sean declarados Monumento Nacional por el Consejo de Monumentos Nacionales.
¿Por qué ese lugar y por qué Marta Colvin?
La escultora, junto a Claudio Arrau, Ramón Vinay, Violeta Parra, Victor Jara, Nicanor Parra y Gonzalo Rojas (chillanejo por adopción), son la pléyade de figuras de la región cuya proyección ha alcanzado con el tiempo dimensiones universales. Todos ellos son iconos de la cultura en sus disciplinas de categoría mundial.
Caminando por París hace años, un chillanejo se encontró de improviso con un espectacular museo de esculturas contemporáneas, al aire libre, a orillas del Río Sena, frente a un centro de estudios árabes, de arquitectura notable, no muy lejos de la Catedral de Notre Dame. Había allí una serie de esculturas de Marta Colvin, incluso una muy similar a la ubicada en la tumba del filántropo y exdirector de La Discusión, Alfonso Lagos Villar, en el Cementerio Municipal de Chillán. Una placa decía: Marta Colvin- Chile- 1970.
El chillanejo impactado por tal descubrimiento en el corazón de la ciudad luz, capital mundial de la cultura y el arte, y profundamente orgulloso por su hallazgo, no resistió la tentación y con un lápiz de pasta puso al lado de la palabra Chile, la palabra Chillán. Años después regresó al parque y nuevamente se encontró con la escultura, esta vez sabía lo que buscaba y se sorprendió al descubrir que ahora había otra placa metálica que rezaba: Marta Colvin- Chillán-Chile.
¿Qué había ocurrido?
El encargado de mantener las esculturas era un chileno que se preocupó de cambiar la placa.
Dicen que la gran historia está construida de pequeñas historias, y este pequeño relato es prueba de ello. Nos da cuenta de la dimensión universal de la obra de la escultora chillaneja, no siempre apreciada por su coterráneos. Por ello, la petición de la Universidad del Bío-Bío, de declarar monumento nacional el conjunto arquitectónico y el parque de las esculturas, ubicados en lo que fuera de la casa de la artista y luego de su familia, cobra sentido.
Y es parte del deber cultural de la comunidad chillaneja en este caso, de poner en valor y relevar la categoría de sus artistas, intelectuales, cultores del arte y el patrimonio, así como de sus personajes históricos. La solicitud de declaratoria de monumento nacional para La Casa May Colvin y el Parque de las Esculturas Marta Colvin, es parte de ello.
Marta Colvin es probablemente una de nuestras joyas más apreciadas, además por el sentido altruista de su familia que donó el Fundo El Mono para que allí funcionara una universidad pública (hoy la UBB), y por su generosidad con su ciudad natal, a la que regresó en su ocaso.
Chillán al igual que el parque de las esculturas en París tiene no solo en el museo y su entorno, sino que en sus espacios públicos numerosas esculturas de la artista, que son reflejo de su proceso de evolución como escultora que migra desde la escultura clásica hasta las abstracciones de la cordillera que la consagraron como una artista universal.